Capítulo V. Un héroe glacial EL Lord Keeper recorrió un cuarto de milla en profundo silencio. Su hija, tímida por naturaleza, y educada en las ideas de respetuoso temor filial inculcadas en la juventud de aquel tiempo, no se atrevió a interrumpir las meditaciones de su padre. Éste se dirigió a ella, deteniéndose de pronto: —¿Por qué estás tan pálida, Lucy? Según las ideas de la época —que no consentían a una muchacha mostrar sus sentimientos sobre ninguna cuestión de importancia, a no ser que se le preguntase sobre ellas—, Lucy tenía que parecer no haberse dado cuenta del verdadero sentido de lo tratado entre su padre y Alice. Así, atribuyó su emoción al miedo que le habían causado las reses salvajes que pacían en la explanada por donde atravesaban entonces. Se había hecho cuestión de

