Adoria
Lance apareció de nuevo en la habitación donde yo había estado sentada, fingiendo sollozar como una damisela en apuros.
—He preparado al ejército para invadir la manada Clearwater, mi reina. Pronto recuperaremos a tus compañeros, te lo aseguro—, dijo mientras me daba palmaditas suaves en la espalda, mostrándole más amabilidad de la que jamás soñó darme a mí. Algo en la forma en que todos la aman me enciende. Es exactamente igual a cómo todos adoraban a Cordelia.
—También voy a ir—, continué con los sollozos falsos mientras sus ojos me miraban con una tristeza de la que no sabía que era capaz.
—El rey me mataría si te permitiera liderar esta pelea. Pero él no está aquí y tú sí. Tu palabra contra todas las demás—, dijo mirando el suelo, inclinándose ante mí en señal de respeto.
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