Capitulo 3
Emociones
Daniela
Despierto por el sonido de mi despertador que no para de sonar avisándome que son las 6 AM, me levanto con gran dolor aún en mi tobillo dificultando mi caminar, tomo un baño y me arreglo para el recorrido por la universidad y la conferencia de orientación, colocándome mi pantalón y mi camisa, uso mis tenis luciendo realmente increíble, me acomodo planchando mi cabello y me maquillo acordé al lugar donde estoy, salgo de la casa y puedo ver qué varios estudiantes se reúnen en grupos para ir juntos a la universidad, camino por el lugar admirando el hermoso paisaje y el lago entretenidos puedo sentir que me toman de las caderas haciéndome estremecer, me giro y quedó frente a su pecho mientras no puedo evitar mirarlo a los ojos, es la primera vez que un hombre está tan cerca de mí que puedo sentir tu fuerte pecho y su fascinante olor a perfume.
—Por lo visto tu tobillo está mejor. —Dice mirándome fijamente mientras aún me sostiene de las caderas; de inmediato me alejo hacia atrás con gran nerviosismo.
—Hola, he, sí estoy mejor, ¿qué haces aquí? ¿Me estás siguiendo?
—Solo quería ver si estabas bien; ya que no me escribiste anoche, pensé en venir a ver que todo estuviera en orden; además, es mi culpa el haberte caído.
—Entiendo, muchas gracias por preocuparte, lo siento, debo irme a clases —le digo tratando de alejarme mientras puedo ver que nos estamos quedando solos en el lugar.
—¿Me estás evitando? ¿Acaso me tienes miedo?
—No, no es así, solo que debo ir a un recorrido, mi guía me está esperando.
—Tu guía soy yo, me notificaron esta mañana.
—Bueno, te dejo, dis... —¡Espera! ¿Dijiste que eras mi guía? —digo nerviosa de verlo sonreír tan guapo y tan llamativo que me deja hipnotizada con solo verlo.
—Sí, lo que escuchaste; ahora te pido que me sigas.
—¿A dónde iremos?
—Tú sígueme, no soy bueno para esto, pero contigo haré una excepción por ayudar a un amigo.
—¿Entonces no eres mi guía?
—Estoy ayudando a un amigo, solo lo suplantó; espero no pienses que lo hice para seguirte, le debía una y ahora tengo que pagarlo.
—Entiendo. —Digo nerviosa, dejando caer mi agenda. Me he arrodillado tratando de recogerla cuando él hace lo mismo y se agacha para ayudarme a recogerla; sin querer chocamos, golpeando nuestra cabeza. —Lo lamento.
—No tienes de qué preocuparte, ¿estás lista?
Empezamos el recorrido, pasando por los jardines hasta el gran lago. Hoy quería recorrer los museos y las bibliotecas y puedo ver que a él no le agrada nada visitar estos lugares; creo que no es a lo que está acostumbrado.
—¿Quieres irte? —le digo mirando su cara de fastidio mientras estamos en una de las bibliotecas más grandes de la universidad.
—No, realmente me estoy divirtiendo —dice con sarcasmo.
—No tienes que hablarme de esa manera, eres un engreído. Si no querías venir a esta guía, debiste decirle a tu amigo. Mi padre pagó dinero para que yo pudiera conocer el lugar por completo y luego ir a la orientación.
—¿Quieres tu recorrido? Bien, te daré un buen recorrido.
Me toma de la mano, haciéndome frenar al sentir sus manos junto a la mía; puedo verlo detenerse detrás de mí, observando mi reacción al verme mirar detenidamente su mano sobre la mía. Soltando mi mano, señala la salida, donde me lleva recorriendo el camino hasta un gran salón donde puedo notar que se reúnen todos para la orientación del nuevo semestre. Al terminar la orientación, puedo notar que el día se pasa tan rápido que la tarde, con su brillante sol y una gran campana, anuncia la hora de la comida.
—¿Quieres comer?
—Sí, por favor. —Le digo tomando mi bolso y saliendo tras él.
Puedo ver que toma caminos donde no hay muchas personas, como si le diera vergüenza que nos vieran juntos. ¡Quizás tiene novia y no quiere que ola nos vea juntos! Me lleva a un gran lugar, un restaurante fuera del campus escolar; puedo verlo abrir para mí una silla, ayudándome a sentarme. Es muy caballeroso a pesar de su mal carácter.
Después de comer, él paga la cuenta y me lleva a un lugar que parece más un taller donde hay varias motos.
—Hey, aquí te traigo a tu turista, ¿cómo va mi encargo? —dice a un chico acuático que está reparando una moto roja con n***o, una gran moto, diría sorprendida.
—Hermano, ella debería estar viendo el lugar, no estando en mi taller; además, sabes que hago mi trabajo lo mejor que puedo. —Dice el chico, entregando una llave a Kevin, ignorando mi presencia. Sube a la moto, prendiéndola, haciéndola rugir con gran fuerza.
—Sube. —Me dice mirándome de reojo.
—¿Te volviste loco? Jamás subiré en esa cosa.
—¿Me dirás que no has subido a una moto?
—Hey, chico, pagué por una guía turística, no para perder mi vida en una cosa como esta.
—Una cosa como esta es la que te llevará a recorrer el lugar. Ahora, si deseas terminar tu tour, sube.
—Kevin, no puedo hacerlo. Es que, Dios, nunca he subido en una cosa como esa —le digo con nerviosismo.
—Ven, no tengas miedo, no pasará nada, yo te cuido. —Extiende su mano para que la tome y cuando lo hago, una fuerte electricidad recorre mi mano hasta mi pecho haciéndome estremecer. Puedo ver que él también lo sintió porque de inmediato apretó mi mano en un puño, atrayéndome así él con fuerza. —¿Estás bien? —dice con su respiración agitada.
—Sí —digo casi sin aliento, más como un susurro.
—Bien, entonces sube. —Tal y como me lo pide, subo y él conduce con rapidez, saliendo del lugar y entrando al bosque. Cuando me aferro a su cuerpo con temor, recuesto mi cabeza contra su espalda mientras lo sujeto de las caderas. Él toma mi mano, colocándola en su abdomen; me hace abrazarlo con ambas manos.
Llegamos a una montaña hermosa donde parte el lago hacia la ciudad, un hermoso paisaje; él me ayuda a bajar de la moto cargando de mí.
—Gracias —le digo mirándolo; apenas lo conozco y puedo sentir que emite una seguridad en mí, una sensación de sentirme protegida. —¿Dónde estamos? —le digo caminando a la orilla del lago.
—Es la montaña de donde sale el agua a la ciudad, una maravilla turística muy poco visitada, ya que con simplemente ver el gran jardín de la universidad y los laberintos, las personas se conforman. Esta ciudad es increíble. —Dice con orgullo.
—¿En qué año vas?
—En segundo año, solo me quedan 3 años aquí, estoy estudiando administración, quiero ser como mi padre —dice algo decepcionado. —Bueno, seguir sus pasos, como mi madre me contó, que era un hombre exitoso, un gran empresario.
—¿Era? —digo sentándome en una roca mientras él hace lo mismo.
—Sí, mi madre me contó que murió cuando yo tenía 4 años y al crecer ella siempre me decía que me parecía tanto a él, como si fuéramos dos gotas de agua —dice muy afectado. —Esto ya no tiene importancia —dice levantándose y subiendo en su moto.
—¿Qué haces?
—Nos vamos, tengo asuntos que atender, creo que es todo lo que debes conocer, vamos, te llevaré a tu piso.
Subo en la moto donde me acomodo abrazándolo y puedo ver que se gira mirándome fijamente, acomodándome un mechón de cabello, mirándome con intensidad, donde yo aparté la mirada de él. Puedo verlo acomodarse para volver, prendiendo la moto; el hermoso atardecer se puede apreciar, donde por primera vez siento la conexión con el sexo opuesto. Esta cercanía me hace sentir diferente; puedo ver que coloca una mano sobre la mía, acomodándola, entrelazando nuestros dedos; me hace tomar el acelerador.
—¿Qué haces? —digo asustada de su acción.
—Actúas como si hubieras estado en una caja sin conocer el mundo; cada cosa que haces es calculada y bien pensada, ¿por qué no solo te dejas llevar?
—No la sueltes, por favor, nunca he conducido una moto, podríamos tener un accidente.
—Acelera.
—Kevin.
—Estoy aquí, acelera. —Así como me lo pide, lo hago tomando el control de la moto; conduzco con su ayuda. Él detiene la moto colocándose tras de mí, acercándose tanto que puedo sentir su respiración en mi cuello, donde cierro los ojos sintiendo su cercanía. —Acelera. —Dice susurrando a mi oído, y hago lo que me pide acomodándome, reposo profundo, acelerando mientras él me ayuda tomando el control. Es la primera vez que lo hago y puedo aprender con facilidad. Volviendo al piso, estaciono la moto con prisa, bajo con su ayuda y me alejo.
—Gracias, fue increíble —le digo a uno con el corazón acelerado.
—Espero te haya gustado el tour. —Dice mirándome fijamente.
—Realmente me gustó mucho, te lo agradezco. —Me giró para entrar al lugar cuando él me llama, llamando mi atención.
—Daniela.
—¿Sí? —le digo, volteando a su encuentro.
—Que pases buenas noches.
—Igualmente —le digo entrando a la casa, cerrando la puerta; me recuesto sobre ella, sintiendo una gran sensación en mi pecho, jamás había vivido algo así, con tanta adrenalina, algo realmente excitante. Cuando me toma de la mano, hace que mi pulso se acelere; cada hebra de cabello de mi piel siente su tacto.