La prueba más difícil

1076 Palabras
Cuando regresé a casa después de ese día una pesadilla recurrente invadía mis sueños, su vida se iba lentamente y yo me sentía impotente desde casa, lo llamaba entonces a cualquier hora del día para cerciorarme de que efectivamente era solo un mal sueño y él estaba bien. -Inicié con un nuevo tratamiento, la posibilidad de éxito es baja, pero voy a trabajar duro para que funcioné, voy a esforzarme. -Eso es lo que quiero escuchar de ti, que vas a luchar y vas a ser valiente -Gracias por darme los ánimos que necesito -Te ayudaré siempre que pueda, ahora mismo sólo puedo ofrecerte mis buenos deseos para que el tratamiento funcione. Te enviaré algo de dinero que he ahorrado, te ayudará mientras recobras las fuerzas para trabajar -No es necesario que lo hagas –mintió, lo sabía por qué esa tarde que visité su casa su madre tenía sobre la mesa hojas de cuentas que hasta el momento de hablar con él no sabía de qué eran. Su familia no tenía mucho dinero, su padre apenas y pagaba las cuentas con su sueldo, su madre vendía productos de belleza y las ventas no iban bien y él que debía trabajar no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo. No, yo tampoco era de familia adinerada, mis padres trabajaban todos los días hasta tarde, viajaban constantemente por negocios y aunque podíamos pagar la cuentas fácilmente y teníamos dinero suficiente para comer todos los días, no podíamos darnos muchos lujos, por ese motivo al iniciar el año escolar tomé un trabajo de medio turno en una cafetería con mi mejor amiga, el sueldo no era mucho, las propinas eran bastante buenas la mayoría de las veces y como no tenía que pagar cuentas de casa, de la escuela o para comer, por que recibía una mesada semanal, podía ahorrar más del 50% de mi salario y todas las propinas. -Te devolveré todo el dinero que me des para el tratamiento, pero tendrás que esperar a que recobre las fuerzas para poder trabajar como lo sé hacer –respondió tras mucho tiempo de discutirlo -No necesito que me devuelvas nada, tómalo como un regalo, estoy feliz de poder ayudarte -Aun así lo devolveré, mi orgullo no me permite aceptar tu dinero como regalo, lo tomaré sólo si es un préstamo -Si eso te hace feliz tómalo entonces como préstamo Afortunadamente él había mejorado con el último tratamiento y tenía un mejor semblante, ya podía sonreírme y hacer bromas, estaba recuperando su sentido del humor y yo recuperaba a mi primer amor. -Las cosas están saliendo bien, ya casi me he recuperado y me jefe en el trabajo me espera con ansias para continuar con mi deber -¿Y la escuela? -No te preocupes por eso, los profesores comprenden las razones de mis constantes faltas, pero llegamos a un acuerdo y en cuanto esté completamente bien podré reincorporarme a las clases -Estoy feliz de escucharlo Esa mañana abordé el autobús y él me recibió en la central de la ciudad, era de nuevo él, sonreía de manera gentil y su cuerpo parecía recobrado por completo. Lo acompañé a su cita médica y después me llevo a conocer parte de la ciudad. -¿Estás seguro de que te sientes mejor? –pregunté preocupada -Te dije que casi terminé el tratamiento y todo a resultado bien, ya puedo caminar largas distancias y puedo salir a divertirme. Así que este día vamos a disfrutar del sol y de la ciudad. Caminar por las calles de la ciudad tomada de su mano me daba una paz y una felicidad indescriptible, lo había recuperado, era de nuevo él, podía ver su sonrisa y escuchar sus bromas de nuevo. A pesar de sus palabras decidí tomarlo con calma, ponía de pretexto que me sentía agotada para tomar largos descansos mientras recorríamos aquellas calles que él tanto deseaba recorrer a mi lado, de esa manera él no se agotaría tanto y tendríamos suficiente tiempo para platicar. Esa noche me recosté sobre su pecho para escuchar los fuertes latidos de su corazón mientras el sueño nos vencía a ambos bajo la luz de las estrellas, en el campamento que habíamos montado en el jardín de la casa de sus padres. Esa noche cálida lo escuché agradecerme entre sueños por haberlo acompañado en su recuperación, por quedarme a su lado a pesar de las circunstancias y por estar hoy a su lado, disfrutando de la calidez y el perfume de la primavera, mientras las estrellas y la luna vigilaban nuestros sueños. Quería visitarlo cada fin de semana, pero mi economía no era la suficiente para hacer esos viajes, así que no me quedaba más que consolarme viéndolo a través de la pantalla y escucharlo por una bocina. Al comenzar el verano él ya pudo viajar hasta aquí, había mejorado bastante ya era aquel joven sano y atractivo que había conocido hace casi un año. Estaba feliz por el resultado de su tratamiento, podía verlo de nuevo a él en todo su esplendor. Paseamos de nuevo como el año pasado, recorrimos las mismas calles, y visitamos nuevos lugares que deseaba mostrarle del pueblo, el verano se volvió mi época favorita del año. El verano casi terminaba y él debía regresar a casa, su madre tenía las maletas listas y lo esperaba en la central. Me despedí como de costumbre y lo vi partir. Regresé a casa, mis padres se habían ido de viaje esa mañana y yo estaba sola en casa, me acosté pensando en él, y recibí su llamada que me anunciaba su llegada a casa. Esa noche después de la llamada fui a mi habitación a dormir. Desperté en la madrugada asustada por un sueño, y no podía calmar mi llanto, lloraba desesperada. Torpemente y a todo prisa lo llamé, lo escuché y me reconfortó saber que estaba bien. -Todo ha terminado para bien, se ha recuperado –escuché de la voz de mi mamá tras la puerta –los dos han podido superar esta gran prueba y me siento feliz de que él pueda seguir a tu lado. Es un gran hombre y es justo la persona que imaginé para ti. Debes estar tranquila ahora ¿comprendes?  Sus palabras llenas de dulzura y cariño me daban la fuerza que necesitaba, debía ser valiente, las cosas habían mejorado, él estaba más saludable que nunca y la buena noticia es que aún quería estar a mi lado.
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