-Te aseguro que esta tarde vas a halagar mis habilidades culinarias –me dijo orgulloso –aquella noche solo comiste por que tenías hambre, no tuviste la delicadeza de notar los exquisitos sabores de ese platillo
-No me recuerdes aquel día, pasaba por un mal momento
-Lo sé, no te esto reprochando eso, lo único que me disgustó es que no me dejaras continuar durmiendo –me sonrojé avergonzada recordado mis acciones
-No hice nada malo, sólo quería quitar una mancha de tu cara
-No me molestó el roce de tus manos en mi cara, lo único que me hubiera gustado es que cuando te decidiste a hacerlo mis ojos estuvieran abiertos y atentos a tus movimientos –agaché la mirada, me sentía aún más avergonzada
-Realmente tenías una mancha en la cara –mentí para mitigar la vergüenza que sentía
-Digamos que te creo, aun así siéntete con la libertad de hacerlo cuando quieras –la taza que sostenía resbaló entre mis dedos y se rompió en pedazos –quizá esta tarde…
-No he aceptado tu invitación a comer
-Tienes que hacerlo, estuve a tu lado en tu peor momento, es lo menos que puedes hacer por mí, evité que incendiaras tu casa, te di de comer y te cuidé casi toda la noche
-¡Cuidarme! Vaya manera de hacerlo, en la primera oportunidad te quedaste dormido
-¿Enserio piensas que dormía? –abrí mis ojos de par en par y me ruboricé
-¡Por supuesto! –respondí tartamudeando –de otra manera tú te habrías dado cuenta de…
-De que me observaste detenidamente por un largo tiempo –me puse nerviosa por su confesión
-Tengo cosas que hacer, te veo mañana –dije rápidamente para cambiar el tema
-No lo creo –me tomó de la mano y sentí como una corriente eléctrica recorría mi cuerpo, retiré mi mano de inmediato
-No deberías hacer eso –dije sorprendida
-¿Te hice sentir incómoda?
-No es eso, yo no… no sé qué pasa, pero no lo hagas de nuevo
-No te prometo nada, pero tú me debes esta comida, así que prepárate mentalmente para deleitarte con mi belleza el resto del día
Caminé intentando evadir su mirada y el roce de sus manos con las mías, pero en cada oportunidad él se acercaba lo suficiente para que su mano hiciera contacto con la mía, y de nuevo esa sensación electrizante me invadía.
Verlo cocinar con tanto entusiasmo me parecía atractivo, se esmeraba en cada cosa que hacía y se concentraba lo suficiente para realizar las actividades mientras platicaba conmigo de cosas triviales. Su sonrisa me parecía agradable y su buen ánimo contagioso.
-¿Qué te pareció? –preguntó impaciente
-Creo que faltó…
-Puedo hacerlo mejor –me interrumpió
-No hablo de la comida, todo estuvo delicioso, tienes un don para cocinar, estoy satisfecha y comería más, pero estoy demasiado llena si quiera para otro bocado
-Pero dijiste que le faltó algo
-No me dejaste terminar, me refería a un buen vino, esa comida tan deliciosa acompañada de un buen vino sería una exquisita combinación
-Lo siento, no podía comprar vino
-Si es por dinero debiste decirme yo… -colocó su dedo delicadamente sobre mi labios para no permitirme hablar
-No me refiero a eso, no puedo comprar vino y beberlo contigo, no creo poder controlar mis impulsos –tragué saliva ante su insinuación
-¿De qué hablas? –intenté parecer despistada
-Aún sin los efectos del alcohol es difícil controlar lo que siento
Suspiré nerviosa y lo miré, entonces su mirada la mía se encontraron y mi corazón comenzó a latir con fuerza. Como acto reflejo me levanté de mi asiento y le di la espalda, quería controlar mis latidos y respiré profundamente varias veces. Entonces sentí la cercanía de su cuerpo tras de mí, sus manos me giraron delicadamente y en un instante él de nuevo estaba frente a mí. Su cara se fue acercando a la mía lentamente y sin poder evitarlo sus labios rozaron los míos.
La electricidad que había sentido al tocar su mano se multiplicó, mi corazón se aceleró y sentí como mi piel se erizaba por completo. Pero algo era familiar con ese beso, me sentí mal por él al pensar en mi primer amor, pero al mismo tiempo deseaba detener el tiempo para que este momento fuera eterno.
Su cara se alejó de la mía para mirar mi reacción ante su repentino acto, no me atreví a mirarlo, tome mis cosas y salí corriendo de su casa.
En un parque cercano sentí como unos brazos me tomaban por la espalda, era él, sentí su calidez y el latir intenso de su corazón.
-Lo siento, no debí hacerlo de ese modo –el susurro de voz en mi oído me erizó la piel
-No te disculpes debí mantener mi distancia, pero no logré hacerlo
-¿No lograste hacerlo? ¿A qué te refieres con eso?
-No quería sentir esto por nadie más, o más bien no me sentía capaz de hacerlo
-Sigo sin comprender
-No tienes que hacerlo, solo necesito tiempo para comprenderme a mí misma.
-Te llevaré a casa, podemos caminar en silencio si así lo prefieres –asentí y comencé a caminar con él unos pasos tras de mí
-Conocí a un joven muchacho hace algunos años él se convirtió en mi primer amor, con él comprendí lo que es sentirse enamorada, era perfecto, amable y siempre estaba de buen humor. Él enfermó y yo hice todo para ayudarlo a superar eso, luego él…
-Lo siento mucho –me interrumpió y yo negué con la cabeza, sentía la necesidad de contarle
-Se recuperó por completo y nos hicimos más unidos, eran tiempos felices, disfrutaba de su compañía tanto que deseaba no tener que esperar tanto tiempo para verlo. Vivíamos en lugares diferentes a varias horas de camino y eran pocas las veces que podíamos vernos en persona. El día en que por fin habían aceptado su transferencia a mi pueblo ocurrió un accidente y lo perdí –dejé de caminar y contuve mis ganas de llorar
-Lo siento mucho, ahora comprendo muchas cosas –se colocó frente a mí y me abrazó
-No le había contado a nadie las cosas así, ahora parece una historia de hace mucho tiempo, ya no duele tanto como antes