Aiden
Tuve que decirle la verdad a Neo, contarle lo que pasa con Aike, porque fue bastante obvio lo que sucedió en la carrera.
Después de eso fuimos a su casa y me dio una cerveza, donde comencé a explicarle todo lo referente a Aike.
—Te juro que quería leer la carta solo, pero Samael la encontró y se la mostró a todo el mundo. Ese día nos peleamos como por quinta vez, todas nuestras peleas eran porque el hacía referencia a Aike, siempre, todo el tiempo.
Tomamos en silencio esa cerveza y el me pasa una bolsa de hielos para el ojo
—Pero déjame ver, si entiendo… ¿Ella si te gustaba? —Pregunta
—Si claro que sí, no soy ciego—Digo declarando lo obvio.
—¿Y ahora? —Dice curioso
—Es guapa lo reconozco y capaz de calentar a cualquier hombre, pero no, ya no la veo igual.
—Pero aun así la defendiste
—Fue mi mejor amiga por 11 años, crecí con ella, la quiero y la voy a defender.
—¿La quieres?
—Como si fuera mi hermana pequeña, no seas tan mal pensado
—Pues que aguante el tuyo, vivir bajo el mismo techo que ese cromo de mujer
—Es menor de edad, ¿Lo sabes?
—Si, que lastima. —Dice y me mira, Neo, tiene unos ojos extraños a veces se le ven grises, y a veces azules, su piel es tan bronceada, que a donde va llama la atención—¿Tu abuela te mando lejos por las peleas con Samael?
—En parte, Samael cada vez se metía más en cosas turbias, y la verdad es que yo no me esforzaba por no buscar pelea. Pero no, la mayor razón, es que vio que Aike me interesaba de otro modo, así que quiso enviarme lejos y evitar problemas.
—¿Lo hizo? Porque ahora estas otra vez cerca de ella
—Ahora me puedo controlar, Aike no me interesa de ese modo, además el trato para regresar aquí fue no relacionarme de esa manera con ella.
—Pues yo no podría resistirme a seducirla si la tuviera 24/7. —Yo río sin mucho humor, porque siendo honestos si es una gran tentación. —¿Puedo preguntarte algo?
—Claro—Le digo sacando otra cerveza para ambos.
—¿Qué decía la carta? —Yo debo ponerme de mil colores por que el comienza a reír a carcajadas—¿Tan malo es?
—No, es solo que no recuerdo bien, pero básicamente, ponía que le gustaba y de más, ya sabes, cosas de críos.
Me mira aun con algo de humor en los ojos, pero no dice más.
Regreso a casa en la noche, y sin que me vean Leartes y mi abuela, voy a la recamara de Aike, esta dormida, con su amiga. Sonrío al saber que llego bien a casa.
Voy a casa con la abuela, que no despierta. En mi habitación busco en el cajón del buro junto a mi cama, y ahí está la carta, esa maldita carta, la desdoblo y comienzo a leerla, una vez más, la he leído tanto que me la sé de memoria.
Querido Aiden:
Sé que nuestra diferencia de edad nos separa, pero quiero que sepas que desde hace tiempo siento algo por ti, no puedo sacarte de mi cabeza, cuando estoy contigo siento no mariposas en el estómago, más bien una estampida, me pones nerviosa, y me encanta el modo en el que me hablas y me tratas, ya no quiero ser tu mejor amiga, quiero ser mucho más, porque simplemente me he enamorado de ti.
Espero tu respuesta.
Con amor Aike (tu renacuajo)
Sé que no es mucho, pero solo tenía 14 años, y la verdad es que creo que ninguna chica es que se haya enamorado de mí, no que yo sepa al menos, bueno más bien creo que no estábamos enamorados, era el hecho de que crecimos juntos y eso nos llevó a tener un cariño especial por el otro. Hasta que se empezó a desarrollar muy bien unos meses después y era aún peor estar cerca de ella, mi abuela me prohibía hablar con ella, y la extrañaba tanto, era mi única amiga, amiga sincera, alguien en quien confiaba, y quería. La verdad es que por 2 años odie la carta, porque ella había arruinado eso tan lindo que teníamos, y con Samael molestando, era peor.
Pensando en todo esto, me quede dormido.
Hoy en la universidad ya quedo todo listo para iniciar en agosto, tendré que tomar unos cursos de inducción dos semanas antes de que inicie el curso, pero está bien, es una buena escuela y tengo beca al 80 por ciento. De regreso ayudo a mi abuela y me pide acomodar el cobertizo.
Me quito la playera porque hace un calor infernal dentro, me pongo mis audífonos y escucho música. Comienzo a acomodar y al girarme en la puerta cerrada, veo a Aike con un mini short, y una blusa que es más que obvio que no trae puesto brassier, no Aiden desvía esos pensamientos. Me quito los audífonos.
—¿Qué haces aquí Aike? —Le digo secándome el sudor con mi playera. Veo como su mirada va a mi abdomen y lo recorre, provocando una corriente por mi cuerpo. Suspira levemente y ahora mira mis ojos. Realmente nunca me gustaron mis ojos, pero a ella siempre le fascinaron, cuando tenía 8 años y yo 11, me leyó todo un artículo científico de porque los tenía así y lo afortunado que era, no recuerdo mucho de ese artículo, pero lo guarde, y recuerdo cada expresión suya al leerlo, su sonrisa al decir algo importante, a esa edad le empezaron a salir sus pecas. Tenía 15 pecas cuando me leyó ese artículo.
—Quiero que me expliques que carajo paso anoche.
Me acerco a ella, no estoy seguro si de manera consciente o inconsciente.
—Vete Aiken—Digo respirando profundo y su aroma impacta de golpe a mi cuerpo, hace años que no lo sentía.
—No, dime ¿qué pasó?
No sé en qué momento, pero ella está a una distancia muy poco prudente.
—Aike, por favor…
—¿Qué? —Veo como se dilatan sus ojos, como mira mis labios, esta tan cerca que siento su corazón acelerado. Me agacho hasta el punto de casi besarla, me detengo porque recuerdo mi promesa, no acercarme a ella ¿Qué puede pasar por un beso? Me dice mi mente traicionera. Solo será un beso y ya. Parte de mi quiere creer que al besarla dejaré de desearla, me daré cuenta que tiene cero experiencias y que perderá el encanto.
—Aike…—Digo más en una súplica que con seguridad, no hay nada que nos separe, solo un milímetro para besarla, veo sus pecas en la nariz, que ya se extienden en parte de sus mejillas, se cuánto las odia, pero no sabe lo tentador que es tocarlas. ¡Basta! Grita mi mente, pero mi cuerpo no obedece. Suena su celular, haciendo que ella se aleje y dándome un momento para aclarar mi mente, me pongo de nuevo la playera, mientras ella contesta su teléfono, por su tono sospecho que es o su novio, o su amiga. Cargo algunos botes que me pidió mi abuela que moviera antes de limpiar este lugar, por cierto, me llevará días hacerlo.
—Listo, ¿En que estábamos? —Su mirada baja a mi playera y sonrío de medio lado al ver que frunce un poco el ceño
—Estábamos… en que ya te ibas—Le digo levantando las cejas y sonriéndole.
—Ya te dije, no me iré hasta que me digas, que demonios pasó anoche.
—Como quieras—Le digo pasando por su lado, y abriendo la puerta, salgo con las cubetas—Ah y Aike, hazte un favor y aléjate de Samael…—Si sus ojos fueran pistola ya estaría enterrado. —Y hazme un favor y aléjate de mí.
Salgo con un sabor amargo en la boca, pedirle que se aleje no es algo que a mí me agrade hacer, pero no tengo muchas opciones, no quiero arruinar nada.