Aiden
Dios, esto fue increíble, Aike, solo necesitó un poco para hacerme terminar, sé que me prometí y prometí a todos que esto no iría a más. Pero es tan difícil estar con ella, y no querer tocarla. Y el hecho de que me deje hacerlo, me hace sentir tan afortunado.
Después de limpiarla y terminar de acomodar todo lo que causó, la miro y está llorando, carajo, ¿Qué hice?
—Ey, ey, ¿Qué pasa? —Le pregunto acercándome a ella, pero no me voltea a ver, solo encoge los hombros—Aike, nena, mírame
Pero no lo hace, así que la tomo de la barbilla, obligándola a verme, y esos ojos verdes, que tanto me gustan ahora están rojos, y más intensos, algo dentro de mí se siente … mal, como si se quebrara, y no entiendo el porqué.
—Aiden… yo…—Comienza, pero vuelve a cerrar la boca.
—Dime, ¿Qué sucede?
