Capitulo 2

1032 Palabras
CAPÍTULO 2 Dramas Kale Espero tras la puerta durante unos segundos hasta que decido moverme para ir a la sala de espera y es mala idea. Al llegar me encuentro a Luz abrazada de un hombre alto, vestido de traje n***o con ojos color miel además de güero, decido ignorarlos deteniéndome a una distancia y mirar a la ventana, pero al poco rato siento una mirada pesada. Cuando regreso a mirar al dueño me encuentro con su mirada acusatoria para después abrazarla con más fuerza. No me ve con odio de quien separa a la mujer que ama de sus brazos sino como una piedra en su camino, este será mi segundo encuentro contra personas interesadas. De eso es lo evitaba y es por lo que seré el futuro esposo, para que su hija no cometa el error de su vida y tenga repercusiones. Tiene pinta de ser un príncipe azul sacado de un libro de cuentos para princesas, puedo recitar el cómo la conquisto no es difícil, algunos hombres hacen lo que sea por obtener lo que quieren sin importar él destrozó a su paso. Aunque él sea odiado en el proceso. Creo que si fuera mi caso, haría lo mismo por mi hija aunque evaluaría mejor las opciones, ¿Considerarme mejor que él?, lo soy de eso no hay duda, sin embargo, no lo suficiente. Unos pasos me trae de vuelta, es una forma de enfocar mi atención en alguien más. —Cuídate de Fernando —Advierte, me alegra que por fin volvió hablar el rubio y lo hace para confirmar algo que pienso, esto no saldrá bien y apenas comienza —Ese no es el problema —afirmo, lo regreso a mirar —Estoy pisando nuevo territorio donde todos trataran de tumbarme y el primero en el que podre confiar es en ti, no del todo, pero de eso a estar solo como un koala —Sonrió viendo su sorpresa —¿Cómo sabe que puede confiar en mí? —dice de manera divertida, levanta la ceja —Cristóbal me dijo que el día que me necesitaría enviaría por mí al hombre de su mayor confianza, pero no suelo confiarme así que te vigilaré, —bromeo, haciendo un movimiento con los dedos señalo sus ojos con los míos, enfatizando mi punto —Me agrada, joven —dice con una sonrisa, para ser sincero necesitaba que alguien me dijera algunas palabras de aliento —Usted también, Rubio —le contesto con sinceridad —Mi nombre es Germán —contesta, las presentaciones debería haber sido desde que salimos de mi departamento, sin embargo, supongo que quería llegar lo más rápido que pudiera intimidándome, aunque mi cara de asombro lo hizo reír a carcajadas No le queda —Rubio te queda mejor —sentenció —Sus chistes son tan malos, joven —dice de manera seria ha vuelto a su posición —Eso me dolió —finjo tocando mi pecho y sobando La enfermera sale y por sus gestos sé que no es nada bueno, estas personas deberían ser mejor fingiendo de perdida o mejorar sus líneas para hacer sentir mejor a los familiares de los pacientes, aunque todos queremos sinceridad en momentos como este un poco de anestesia se agradecería. El señor Cristóbal fue inyectado con un sedante y estará dormido hasta mañana, lo que me hace pensar en que el dolor debe ser fuerte. Camino por los pasillos sin decir nada, la boda debe estar preparada es lo único que tengo en mente y lo que me distraería. Llego a la entrada y saco la cajetilla que guardo en mi pantalón, saco un cigarro para llevarlo a mis labios. Para ser sincero este escenario no paso por mi mente, lo imaginé asesinado que no sé si sea peor. Voy con el tercer cigarro cuando alguien se acerca. Regreso a mirar encontrándome con Unos ojos verdes brillantes y una figura voluptuosa dentro de un traje de enfermera diminuto lo que hace que se ajuste a su cuerpo con los botones a punto de salir volando, sé que si fuera otro momento quizá lo consideraría. —Hola —su voz es demasiado delicada, pero es como si se esforzara en hacerlo de ese modo Lo que hizo que me molestará al instante, es una persona que busca dinero del dolor de las familias o más bien meterse en los pantalones dolidos. Es algo bajo aprovecharse de los sentimientos para obtener lo que quieren, aunque no me sorprende en mi barrio veía de todo. —Quiero privacidad —mi voz salió más dura de lo que quería, pero no me disculparé Ella agachó la mirada y se retiró. Sabe que me di cuenta o que no obtendrá nada de mí. Vuelvo a lo mío sacando otro cigarro. —Tenemos que irnos —la voz de Germán está vez es la que me sacó de mis pensamientos, suspiro rendido —Dame un minuto —doy la última calada y lo apagó con los dedos para tirarlo en el bote de la basura Regreso a mirar al Rubio quien me mira con la ceja levantada, observo a mi alrededor dándome cuenta de las colillas que están tiradas, entiendo a lo que se refiere. Devuelvo la vista a él y le sonrió de forma burlona. —¿por qué? —sé que es una pregunta algo absurda, sin embargo, sonrió recordando a Cristóbal —Una hace la diferencia —extiendo mis brazos dándole un poco de dramatismo —Es hora de ir a la Mansión —recalcó mientras extiende una sonrisa burlona —Ya que —hago una mueca y doy vuelta para seguirlo En cuanto llegamos al auto que espera me doy cuenta de que Luz esta sentada con su novio en la parte de atrás, esto no es buena idea. Me apresuro a sentarme en el asiento de copiloto mientras Germán me mira divertido, antes de enfrentar al enemigo debo tener un plan. Germán esta a punto de decirme lo que sé, que debo ir atrás, sin embargo, le lanzo una mirada de súplica, hoy no. Mañana tampoco. Así decide callar. El recorrido es silencioso y tenso, puedo escuchar sus murmullos, considero prudente ignorarlos.
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