—Fernanda, por favor hazlo.
—¿Qué?, no, estás loco.
—Por favor, hermanita.
—No.
— Por Fis— hizo ese puchero que me rompía el corazón, en definitiva mi hermano era un manipulador de lo peor.
— Marcus,—Lo miré seria— Me debes una— sonrió abiertamente dándome besos por todo el rostro, me pasó su móvil y marcó el número. Puse los ojos en blanco pero tomé el móvil, espere hasta de después del tercer tono contestaron.
—Hola, ¿ Curnie?.-—La chica al otro lado respondió. —Soy Fernanda Glashte, la hermana de Marcus, sí el está bien... En realidad no tan bién, llamaba para decirte qué no puede asistir a vuestra cita, está enfermo, gripa, sí terrible, ¿ Venir a verlo?.—Observé a Marcus con burla, esté negaba con la cabeza como un loco.—No, verás Mascus tiene un padecimiento terrible, si estás cerca de él con gripe te contagias pero de una mucho peor, casi pulmonía... Con decirte que lo tenemos en cuarentena... Sí, tranquila, adiós.— Deposité el móvil en las manos de Marcus luego de haber colgado.
— Eres la mejor, Fer.—Sonrió mi hermano.
—¿ Qué te hizo esa pobre chica como para que quieras huir de ella. —Pregunté masajeando mis cienes, hacer de la tapadera de Marcus era agotador y muy frustrante porque yo también era chica, así que no estaba de acuerdo con sus métodos.
—Es insoportable.—Me observó.—Sólo nos besamos una sola vez,—suspiró, enarqué las cejas dudosa algo me decía que estaba mintiendo.—Ni siquiera hubo sexo, ella es asfixiante. Tenemos una clase juntos y no me la he podido sacar de encima gracias a ése pequeño error.
—¿ Porqué la besaste?.—Pregunté curiosa.
Oh quizás porque te identificas con la chica, esperemos que no te estén tildando de asfixiante igual que a ella.
—Necesitaba qué me ayudará con la tarea.—Masculló como si nada.
—Eres un cerdo.—Le escupí con asco.
—Ajá .—Caminó hasta las escaleras, ignorando mi mirada asesina— Si me disculpas tengo una fiesta a la cual ir.— Me lanzó un beso antes de perderse por las escaleras.
Me encerré en mi habitación para realizar algunas tareas del instituto, después de realizarlas busqué mi móvil, me coloqué mis tapones y puse la música a todo volumen. Imagine Dragons sonaba a todo volumen, logrando que me transportara a un universo distinto.
Por un momento pensé en la famosa fiesta a la cual iría Marcus, lo más seguro es que Ethan también fuera. No había asistido a muchas fiestas, pero a las pocas que había ido siempre era lo mismo... Alcohol, drogas, chicas frescas y lanzadas.
¿ Será que Ethan tiene novia?, moví la cabeza tratando de no pensar más en eso, si tuviera o no, no era de mi incumbencia.
Para nada, que no te importe el que tenga novia si tienes la oportunidad de comerte ese bombón, tu conciencia no te dirá nada.
Casi rio al escucharla, retire mis tapones al ver la cabeza de mi padre asomarse por la puerta.
—¿ Aún estás enojada?.—Preguntó con cara de perrito mojado, definitivamente estoy rodeada de hombres manipuladores, sonreí negando con la cabeza.
—Lo siento.—Se disculpó—En realidad no pensaba castigarte, sólo lo dije por calmar a Hilary.—Se acercó hasta mí, apretujando nuestros cuerpos en un cálido abrazo.
—Tranquilo, Papá. —Sonreí contra su cuello—Sabés que te amo demasiado como para enojarme contigo.
—También te amo, pequeña.—Depositó un suave beso en mi frente, se levantó de la cama y caminó hasta la puerta. —¿ Fer?.
—¿ Sí?. —Me observó serio.
—Él doctor Thiglis me ha llamado. - Suspire sonoramente.—¿ Porqué no has asistido estás últimas semanas a tu cita?.
—Lo he olvidado.—Me miró serió. —Tranquilo papá, no he tenido recaídas ni nada por el estilo, pero si te tranquiliza... Prometo ir.
—Está bien, prohibido faltar al tu próxima cita —Me observó con detenimiento. —Hilary y yo lleváremos a Jazmín a casa de Nora y nos quedaremos a dormir, si necesitas algo llámame.—Asentí, Nora era la hermana de Hilary, su polo opuesto, una mujer sencilla y amable.
Bajé hasta la cocina, abrí el refrigerador. Lo único que agradecía a Hilary era su cuidado con la comida, busqué algunos ingredientes y me preparé una ensalada. Comí en silencio, puesto qué era la única persona en casa.
Fregue los trastes dejando todo impecable como estaba, subí hasta mi habitación.
Revisé mi móvil encontrándome varias llamadas pérdidas de Asthon, decidí ignorarlas. No quería hablar, me acomodé sobré mis almohadas, a los minutos caí en brazos de Morfeo.
Abrí los ojos lentamente, presté atención a lo que escuchaba... Ruidos desdé abajo, observé el reloj de mi mesa de noche 01:35 AM. Maldije interiormente al escuchar otro ruido, busqué debajo de mi cama y tomé el bate de béisbol que siempre tenía escondido ahí, prevenir nunca está demás.
Bajé las escaleras en silencio, escuché voces en la sala. Retiré todo el aire contenido al escuchar la voz de Marcus y ¿ Ethan?.
Efectivamente, Ethan estaba a la una de la madrugada en mi casa. Llevaba a Marcus, púes mi hermano estaba bastante ebrio.
—¿ Fer?.— notó mi presencia —Qué haces despierta?.
—Estaba dormida pero vuestro ruido me ha despertado.—Veo a mi hermano querer besar a Ethan . —Se le han ido las copas.
—Tú creés?.—Preguntó con sarcasmo, lo miré mal. Me acerqué para ayudarlo, enarcó las cejas señalándome el bat en mis manos,— es prevención— me encogí de hombros, sus labios hicieron el intento de curvarse en una sonrisa.
—Pero mira... Qué... Linda... Está mi hermanita— Balbuceo Marcus en medio de su estado de embriagues , puse los ojos en blanco, empezamos a subir las escaleras, el olor al alcohol era fuerte supuse que mi hermanito se había tomando media licorera, entramos a su habitación. Lo dejamos caer sobré la cama, Marcus se acomodó, cayendo rendido, j***r que fácil se dormían los borrachos.
—Parece qué os habéis divertido.—Masculle cerrando la puerta de la habitación de Marcus tras de mí.
—Sólo un poco.—Sonrió con cinismo, idiota,pasé por delante de el para ir hasta mi habitación, no me apetecía en lo absoluto saber cuantas chicas se había ligado.
Sólo entrar a la habitación él lo hizo tras de mí. Empeze a acomodar mis almohadas con la intención de volver a dormir sin importarme su presencia.
—¿ Estás enojada?. —Preguntó en tono inocente.
—No tendría porque,— sentencié tajante, me acosté sobré la cama ignorándolo.
—Lo siento. —Masculló dándose la vuelta.
—¿ A dónde piensas ir?.—Pregunté observándolo, se giró para mirarme.
—A casa— respondió con obviedad, quise abofetearlo.
—Estás loco.—Me levanté— Ni siquiera quiero imaginar como habéis podido llegar, no puedes conducir... Estás ebrio.
—No estoy ebrio.— Aseguró, lo miré fijamente. — Sólo un poco, pero puedo conducir perfectamente.
—Prefiero no arriesgarme.—Le lancé una almohada, en vez de atraparla, ésta calló a su lado. Se agachó para recogerla.—Además no quiro llevar en mi conciencia tú muerte, Marcus me mataría. Le importas demasiado.
—¿ Y a ti?.—Se acercó a mí, interponiendo la almohada entré nosotros. —¿ No te importó, Fer?.
—Yo...—Mierda, mis manos empezaron a temblar, este chico no sabe respetar el espacio personal. —Sabes que sí, eres importante para mí.
Sonrió ampliamente, pasó por mí lado, se tumbó en un lado de la cama, ¿ pero qué demonios?,
—¿ Piensas dormir aquí, es decir, ahí — Pregunté señalando la cama mientras cruzaba mis brazos.
—Es lo que has dicho.—Habló con obviedad, de verdad que tengo ganas de abofetearlo.
—Sí, pero hablaba de la habitación de Marcus o la sala. —Elevé las manos hacia arriba exasperada .—Hasta el jardín, que se yo.
—¿ Estás nerviosa?. — se levantó quedando al frente de mí, podía ver su sonrisa ladina en todo su esplendor —¿ A qué le tienes miedo?.
— A nada —Respondí aparentando seguridad.
—Bien.—Retiró su camiseta, dejando al descubierto su hermoso torso. Lo observé con cara sorprendida.—¿Qué?, no pretenderás que duerma con toda está ropa.—Se quitó los tenis, removió su cabello y volvió tumbarse sobré la cama.
Suspire frustrada, mentiría si decía que no me ponía nerviosa dormir en la misma cama que él y más después de lo que sucedió.
Mírale el lado positivo, dormirás con nuestro adonis.
Sería un éxito si te mantuvieras callada todo el tiempo, observé mi pijama unos segundos, entonces me di cuenta de que no llevaba pijama. Aún llevaba ropa casual, fui hasta el baño a colocarme la pijama.
Al regresar encontré a Ethan rendido, parecía un hermoso bebé dormido. Lo observé unos segundos con deseo de tocar su hermoso rostro pero me contuve.
Me tumbé a su lado, acomode mi cuerpo tratando de obviar el hecho de que él estaba ahí. Sentí sus manos rodear mi cintura, todo mi cuerpo se tensó, creo que el oxígeno se volvió denso en el aire y por ello lo estaba llegando a mis pulmones.
—Ethan. —Susurré.
—Shhh, no digas nada por favor.—Suplicó.
Me quedé en silencio, acerqué más sus manos. Acomodandome en sus brazos, sentí su respiración en mi cuello. Estábamos abrazados como si fuéramos uno, relajé mi cuerpo dejando qué los brazos de Ethan me protegieran y eso se sentía extraordinariamente bien.
Mis párpados se empezaron a cerrar, estando a punto de quedar dormida, le escuché susurrar algo qué me hizo sonreír como una estúpida. Antes de caer tendida.
—Te quiero, Fer.