Maritza tomó la computadora con un gesto decidido, abriéndola rápidamente y accediendo a la aplicación donde tenía toda la información organizada. Se concentró un momento en la pantalla, observando las cifras y documentos con atención. — Los archivos encriptados, esos ya casi los he terminado de revisar — dijo ella mientras desplazaba el cursor hacia la sección que aún no había logrado desencriptar. — Hay cuatro que aún no he podido desencriptar. Esos deben ser los que contienen la clave, los otros solo son mensajes anónimos y traslados de dinero — explicó, señalando los archivos en cuestión y mostrando la pantalla a Douglas. Douglas, quien estaba cerca, se acercó un poco más a la pantalla y comenzó a revisar los archivos con detalle. Frunció el ceño al ver la complejidad de los document

