Salir corriendo

1038 Palabras
Caroline Mis lágrimas empezaron a salir desesperadamente, quería abalanzarme sobre ellos y matarlos a los dos, me sentí muy mal. Pero no, no podía hacerlo, no soy así. Limpié mis lágrimas y solo me giré hacia la puerta, necesitaba salir de aquí lo más pronto posible. No puedo creer que la ilusión que tenía por Morris se desvaneció en este preciso momento, sin contar que la frialdad de mi hermana me tenía completamente anonadada. —¡Caroline, espera! —gritó Morris, corriendo medio desnudo hacia mi. —Déjame Morris, lo poco que había entre los dos, acaba de terminar —le dije y limpié mis lágrimas una vez más. —Caroline, por favor, déjame explicarte —él me dijo. Morris tomó de mi brazo fuertemente, obligándome a mirarlo a los ojos. —No tienes nada que explicarme, estabas teniendo relaciones con mi hermana, mientras yo solo estaba preocupada por ti, mientras que yo no dejaba de amarte —le dije. —Esto es culpa de tu hermana, ella fue quien se metió en mi cama, me dijo que te casaste con un hombre por su dinero, y yo solo quería desahogarme —me dijo él. Pero no le creo. Ya sus palabras no tienen validez en mí, ya no quiero escucharlo, no quiero saber de él. —Eso es mentira —le grité a él. —Ahora mi hermanita se ha vuelto mentirosa, ¿Acaso no es verdad que te acabas de casar? —me dijo Marie llegando a la sala, la sonrisa en su rostro sobresalía. Yo solo quería huir de allí, escapar lejos y que él no viera el dolor en mí, que no viera que acababa de romper por completo mi corazón y mi amor por él. —Sí, me acabo de casar, pero fue por tu culpa, la que debió casarse fuiste tú y no yo. Marie eres una mala hija, dejaste a mi padre solo cuando más te necesitaba, y ahora vienes a echarme la culpa de algo que no soy culpable —le dije a ella, con mi voz entrecortada. —¿Entonces es cierto que te casaste? y aún así te atreves a reclamarme que me acosté con tu hermana, vaya que hay que tener astucia para estar aquí y hacer una escena de celos, mientras que tu esposo te está esperando. —Cállate Morris, esto es entre mi hermana y yo. Tu ya no existes para mí, te puedes ir al infierno si quieres. Y no me importa si me crees o no, yo no debo dar explicaciones a un poco hombre como lo eres tú —le dije. Los ojos de Morris cambiaron en ese momento, se tornaron turbios igual a los que tenía Marie en ese mismo instante. Me giré, y caminé hacia la puerta, ya no tengo nada que hacer aquí, solo que un fuerte jalón hizo que mi cuerpo se detuviera por completo. —¿A dónde crees que vas? —me dijo Morris tomando fuertemente de mi brazo, lo mire directamente a los ojos para después tomar aire. —No es obvio, vuelvo con mi esposo, ustedes dos pueden seguir revolcándose las veces que quieran —le dije a él firmemente Sin embargo, Morris me jalo con más fuerza e intentó llevarme hasta la habitación donde hace unos minutos se revolcaba con mi hermana, y ella solo dejaba salir una enorme sonrisa al ver lo que Morris hacía conmigo. —Suéltame —le grité con fuerza a él. —No, ahora no vamos hablar, y me vas a dar lo que siempre te pedí y que por mucho tiempo me negaste —me dijo. Abrí mis ojos lo más que pude, ¿Acaso Morris enloqueció? —Eres un imbécil, te acabas de revolcar con mi hermana y ahora pretendes que yo haga eso mismo? —le dije a él, mientras intentaba safarme de su agarre. —Tu muy bien lo acabas de decir preciosa, por mucho tiempo te negaste a estar conmigo y a un así, no te importó y te casaste con otro. Ahora yo reclamo lo que me negaste por mucho tiempo y va ser ahora mismo —me habló él, lo miré con terror, fue lo único que hice. No puede ser que estuviera de novia con un hombre al cual no conocía muy bien, creí que amaba con toda el alma a Morris, pero ahora con todo esto ha hecho que todo se vaya mi amor por él directo a la basura. Miré totalmente aterrada a Morris, y más por ver que lo que decía iba en serio. —Aquí no puede pasar, esta no es su casa" escuche los gritos de Marie Morris al escuchar los gritos, tomó rápidamente la camisa y abrió la puerta. Moví la cabeza al ver justo a Alex completamente furioso parado en la mitad de la puerta. —¿Quién diablos es usted?, ¿Y que hace en mi propiedad? —le preguntó Morris a Alex, mientras caminaba hacia la puerta. —A usted no le importa quien soy, pero lo que sí le voy asegurar es que se va a arrepentir de lo que usted y Marie acaban de hacer, ¡Vamos Caroline! —Alex me dice, mientras estira su mano para tomar la mía. Abrí mis ojos y caminé rápidamente hacia él, aunque no lo soporte ni un poco, él es mi única salida de este infierno en el cual estoy en este momento. —Tu no te vas a llevar a Caroline, ella y yo tenemos mucho que hablar, y tu sales sobrando. Es más, yo ni te conozco, ¡así que largo de mi casa! —le gritó Morris. Vi una mueca en la cara de Alex, en verdad me aterró ver la expresión en su rostro. Marie, quien miraba un poco atrás, solo sonreía mientras yo solo quería huir de este lugar. Ella disfrutaba de lo que me estaba pasando. —Vamos Caroline, no lo pienso repetir dos veces, y dile a este imbécil que muy pronto sabrá de nosotros —Alex me dijo. Abrí mis ojos ante las palabras de Alex. Lo tomé de la mano y una vez más sentí una fuerte corriente que recorría todo mi cuerpo.
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