PG
Al día siguiente, estoy sentada en mi oficina. Las luces estan mas bajas porque mi cabeza necesita un momento para hacer las paces con estar despierta. Mis codos estan en mi escritorio, mis hombros inclinados hacia adelante y mi cara enterrada en mis palmas. Estoy agotada. Que noche la de anoche. Se siente demasiado surrealista para ser verdad. Afortunadamente, no necesito una llave para acceder al ático de lujo de mi padres, que es dónde vivo desde hace dos años. Mi huella digital me concedió la entrda a las 3:15 a.m cuando llegué a casa.
No me dormí hasta las cuatro de la mañana, tal vez más tarde. Estaba tan preocupada de que mi bolso estuviera en casa de Ajax. Mi celular estaba dentro. Planeaba despertrme alrededor de las seis, tragarme mi orgullo y luego ir a la casa de Ajax para
