Voz de Aaron
La furia me había quemado hasta la médula, dejando solo la fría determinación de la guerra. La unidad de la Manada Redmoon estaba hecha pedazos, pero la amenaza de Silas era inminente, y la agonía de Becca, que aún sentía débilmente a través del Vínculo, me impedía el descanso.
Sentí el remordimiento de Kael, mi lobo, como una mordedura constante: habíamos fallado a nuestra Luna . Pero ese mismo fracaso era ahora la gasolina de mi instinto.
Mi primera prioridad no era la Manada, ni la guerra, sino Lucas y Mateo.
Llamé a Sofía a la mañana siguiente. Estaba destrozada, pero la revelación de mi naturaleza (y el shock del secuestro) la había anclado a una realidad que, aunque imposible, era innegable.
—Sofía —mi voz era dura, sin espacio para la súplica—. Necesito que te mud
