El Príncipe VANE Con nerviosismo me acomodé la máscara plateada en el rostro. “ Siento el olor de esos patanes hasta aquí”, me quejé disgustado. ¿Por qué había tenido esa estúpida idea de organizar esa fiesta de máscaras? Había sido un error. Todo había sido un error, incluso aceptar iniciar negociaciones con esas criaturas de tan bajo nivel: humanos, hombres lobo, híbridos... “ Hombres lobo, no patanes, mi Príncipe. Intente recordarlo”, se entrometió en mis pensamientos mi fiel brazo derecho, Aram. Con un gruñido y un gesto de ira, me arranqué la máscara de la cara. “ Cálmese, por favor.” “ Cómo osas decirme que esté calmo?”, exploté tomándolo por la solapa de la chaqueta. “Tengo hambre y ahora también tengo que presenciar esta payasada!” ¡¿Calmarme?! Si hubiera sido otro

