La Partida
Al día siguiente, el carruaje del ducado partió al primera hora de la mañana y Viktoria observó a Killian desde la barda que separaba las propiedades. El duque estaba con él y no quería que su presencia provocara algún conflicto entre ambos.
Lo observó caminar junto a su padre, imponente y seguro, seguido por Harris mientras los demás sirvientes permanecían parados en las escalinatas de la entrada despidiendo a su señor, conmovidos.
Antes de subir al carruaje, Killian se giró en su dirección y buscó con la mirada su presencia, pero ella se agachó para que no la viera. No quería que la viera llorar.
Por un momento, el joven se quedó quieto como si la hubiese visto y luego se giró para entrar al carruaje. Viktoria se asomó y el viento de la mañana desordenó su cabello y su cin
