Intenté asimilar lo que mamá me decía... y no pude. Tenía que haber algún error. Quizás no lo entendía bien. Quizás me lo decía para castigarme por casarme con Carl, quedarme embarazada y que luego me arrestaran. Quizás estaba sufriendo un derrame cerebral y estaba confundida. Quizás... quizás... quizás... —¿Llamaste a la policía?— pregunté, apretando el teléfono con tanta fuerza que me dolían los dedos. Mi voz era suave, casi tranquila, pero solo porque no podía respirar. —¡Sí!— El motor del Chevy rugió cuando papá pisó a fondo el acelerador. Gemí cuando la Silverado redujo la marcha; el motor se esforzaba mientras el velocímetro pasaba de cien y seguía subiendo. Él había estado escuchando. No estaba confundido... y mamá tampoco. El repentino rugido del motor me sacó de la niebla. ¡Es

