Capítulo 26. Entre sus antiguas lealtades y su creciente desconcierto.
Salvatore, completamente incómodo, intentó suavizar la situación, mientras su esposa apenas pudo devolver la sonrisa, Grazzia estaba atrapada entre la confusión y el fuerte dolor que comenzaba a apoderarse de ella. Salvatore, miraba la escena, sabiendo que el pasado que había intentado dejar atrás se había instalado nuevamente en su vida, amenazando con desmoronar el vínculo que había construido durante el tiempo que había pasado casado con su esposa.
-- Luciana, este no es el momento ni el lugar para eso – le aclaró de pronto con firmeza.
Pero Luciana no estaba dispuesta a retroceder. Había regresado con un solo objetivo en mente, y no iba a dejar que nada ni nadie se interpusiera en su camino. Salvatore sentía que
