Fundación Laura Sánchez. 08:10
Entré al edificio con la cabeza alta, pero con el pulso aún acelerado por lo que había hecho la noche anterior. No podía borrar la sensación de sus labios… porque fui yo quien lo buscó, quien cruzó esa línea que juré no volver a pisar.
—Buenos días —dije a Marco, dejando mi bolso con más brusquedad de la necesaria.
—Hoy traes otra cara —comentó, inclinándose hacia atrás en su silla, evaluándome como si supiera que algo no encajaba—. ¿Pasa algo?
—No, nada. Solo… cansancio. —Mentí sin parpadear, aunque la mentira me ardía en la lengua.
Me giré hacia la carpeta del primer proyecto, intentando enfocarme en los números, pero lo único que veía era la forma en la que Francisco me miró justo antes de que lo besara. Esa mínima duda en sus ojos, esa tensión conten
