Los seis fuimos al apartamento de Sarah. Encendió todas las luces en un ambiente romántico y puso música menos intrusiva que la que había sonado en el club. El sofá se convirtió en el lugar de descanso para Sarah, TJ, Lindsay y Jake. Rachel y yo nos sentamos en uno de los sillones anchos y mullidos frente a los demás; ella estaba en mi regazo, y después de desabrochar un par de correas de los hombros, tenía sus dos hermosos pechos en mis manos y boca.
"Dios mío, qué bien sabes hacer feliz a una chica", susurró Rachel, sobre todo cuando le chupé los pezones y los excité muchísimo. Estaba seguro de que Sarah la oyó, pero al mirarla, noté que no iba a quejarse.
Frente a nosotras, en el sofá, Sarah y Lindsay habían tirado sus vestidos a un lado y ya estaban desnudas y sensuales sobre el rega
