Demian:
Me negaba a separarme de ella, yo besaba su espalda y aspiraba aquel delicioso olor de su piel, me sentí orgulloso de que ella llevara mis marcas en su espalda.
Azel dormía plácidamente mientras que yo aun seguía tocando a mi mujer sin pudor alguno, pase el tiempo que pase, jamás voy a tener suficiente de ella. Le hicimos el amor, pero yo necesito mas de ella, más de su piel.
—Lo siento, ¿te desperté? —le pregunté en un susurro al ver que se removió en la cama.
—No —responde, su voz está enronquecida.
—¿Quieres desayunar?
—No se, no se me antoja nada ahora.. Solo tú —ella soltó una risa.
—No me provoques preciosa —murmure—, no podré contenerme.
Ella acaricia mi brazo con suavidad y lleva mi mano hacia su intimidad, jadeo al sentir la humedad recorriendo su intimidad y muslo
