Un nuevo comienzo

2051 Palabras
Shyllen y Kaliza Soy Shyllen Arthisa Luter, tengo 17 años “humanos”, en años lobo 149, pronto cumpliré 150, edad en la que somos considerados adultos. Los licántropos o lobizón, somos seres que envejecemos muy lentamente, mis cambios físicos culminarán cuando cumpla 250 y mi apariencia se mantendrá como si fuera una humana de 25 años.   Vivo en un resguardo para lobos sin familia, nací una época en la que las mujeres éramos consideradas cosas u objetos inservibles. Fui la primogénita del alfa de una manada de lobos, pero mis padres me desecharon como basura. El resguardo está dividido en dos bloques, una para hombres y otra para mujeres. Pues los hombres lobos omegas no eran considerados dignos de una manada y tenían el mismo destino que nosotras. Nadie quería un débil en la familia, éramos un problema en tiempos de guerra, acá nadie se iba a detener a cuidar o proteger a una mujer o un omega, para ellos solo éramos un estorbo. La pareja destinada luna o mate, no tenía otro valor diferente al de concebir al próximo alfa o beta. En la manada no eran importantes, menos ante sus parejas, seres faltos de corazón y cerebro para ver más allá de lo que su nariz le permite. Lo bueno de crecer en este lugar fue conocer a mi bella amiga y hermana, no de sangre, pero sí de vida. Ella también fue desechada, tenemos la misma edad, su nombre es Kaliza Maure, una mujer lobo muy hermosa e inteligente, algo testaruda, malgeniada, pero sincera y leal.   ─ Shyllen, ¿¡otra vez con ese diario!? Llevas mil intentos de plasmar nuestra historia de vida en un pedazo de papel. ─ Hago un puchero por las palabras de mi amiga, ella solo ríe desde el umbral de la puerta, para luego acercarse lentamente ─ hermana mía, eres muy insistente en eso de escribir una historia que no significa nada para nosotras.  ─ Lo sé, pero deja de apuntarme con ese dedo, quizá y tiene balas.  ─ Entonces deja y retiro el seguro ─ hace un movimiento raro con las manos, es como si cargara el arma, me apunta y escucho un pum, pum salir de sus labios y luego sopla la punta de sus dedos. ─ Me arrojo a la cama con los brazos extendidos. ─ Mi caída fue fantástica, casi puedo decir que soy excelente actriz, digo en lo que retomo mi posición de indio y una sonrisa que secunda las ocurrencias de mi hermana. ─ Dame ese pedazo de papel, debes entender que esto es cosa del pasado, ya nada es igual. Hace más de 120 años que las cosas cambiaron, todo gracias al nuevo Alfa de Alfas. ─ Sé que es verdad, pero no podemos olvidar que para el mundo nosotras estamos muertas y de eso ya hace tiempo, pero este pedazo de papel como lo llamas, me recuerda que una vez existí y tuve una familia. ─ Familia que nos despreció, familia que no dudo en abandonarnos en este lugar, una familia que prometió volver ¿pero volvieron? ─ Sabes que sí, contesto con voz apagada y cabizbaja. ─ ¡Claro que volvieron! Cuando teníamos solo 10 años y sabes porque volvieron ─ observo como Kaliza trata de ocultar sus emociones en un silencio que rompe de manera cruda e imponente. ─ Para reiterar que nos desprecian, que nunca nos quisieron y que no éramos parte de su perfecta familia, para eso volvieron ─ sus palabras son cargadas de odio, de dolor, de tristeza, pero lo más importante, son cargadas de verdad, una verdad que aún me duele admitir. ─ Tranquila ya me quedo más que claro, es mí corta respuesta. ─ Sí, como todas las veces en las que te he dicho lo mismo ─ dice colocando sus manos en la cintura. ─ Mira Shy, eres mi hermana y te amo como a nada en este mundo, pero es hora de ver la realidad, una realidad que, en solo tres días, será mejor ─ con un apretón de manos y su voz tan calmada, hace que le agradezca el doble a la vida por tenerla a mi lado. ─ ¿Crees que la vida fuera de este lugar, será mejor? ─ ¡Claro! Dice mi hermana con entusiasmó, no solo mejor, será grandiosa, agrega con una gran sonrisa que ilumina su rostro. ─ Solo piensa que ahora somos libres, viviremos las dos en un apartamento. Nos toca trabajar para mantenernos, pero sé que juntas lo lográremos ─ ver su cara de emoción, hace que piense en cumplir todos mis sueños junto a ella. Soñamos con ser instructoras y tener la mejor academia de artes marciales mixtas, una academia que brinde las mismas oportunidades a mujeres y hombres, sin importar su rango en una manada o linaje de ser sobrenatural. Pero antes debemos completar nuestro entrenamiento.   Hace un mes cumplimos nuestra mayoría de edad, edad que nos permite trabajar y salir de este lugar, en pocas horas debemos irnos. Confieso que nos es fácil… ─ Shyllen, acompáñame, quiero que juntas recorramos por última vez, este lugar. ─ Voy cogida del brazo de mi hermana, siento un nudo en mi pecho, son tantas cosas, tantos recuerdos, tantas noches que soñé con ser rescatada por un príncipe, ese príncipe cabalgando un corcel blanco y espada en mano, ese príncipe al que pudiera llamar padre…. ─ Te compro esos suspiros. ─ No creo que los quiera vender, contesto levantando mis hombros, mi hermana solo niega con un movimiento de cabeza y una sonrisa apagada. Nos detenemos en el muro que divide los bloques, ese muro que logramos cruzar muchas noches para entrenar con los chicos y hacer una que otra cosa diferente a peleas cuerpo a cuerpo. ─ ¿Recuerdas cuando casi nos pillan besando más de la cuenta a los gemelos? ─ Como olvidarlo, gracias a eso duramos lavando baños por un mes, digo en lo que ambas reímos.  ─ Lo malo de todo, es que aún seguimos vírgenes y todo gracias a la directora. ─ Recuerda que ya no estará para cuidarnos, ahora podremos vivir y gozar más de la cuenta─ Kaliza gira levantando su mano y por inercia contesto a su acción con un golpe acompañado de un guiño, es algo que hacemos desde que tengo memoria. Llegamos a una especie de sala comunitaria, acá solíamos jugar y compartir con las demás chicas. ─ Mosqueteras ─ Giramos y vemos a todas las chicas con un parado muy sexy, una mano en la cintura y con la otra empuñan una espada que levantan con ahínco. Llevan un disfraz de mosqueteras, sonrisa melancólica y ojos cristalinos. No dudamos en avanzar para fundirnos en un abrazo grupal. Con este abrazo recordé cuando nos ganamos ese apodo, fue una noche en la que desafiamos a los chicos. Kaliza se levantó y dijo que nadie podría con nosotras si estábamos unidas y sin pensar las dos gritamos al unísono que todas para una y una para todas, fue así como nació ese bello apodo, apodo que llevaré en lo más profundo de mi ser, pues hoy solo somos dos mosqueteras contra el mundo y en busca de un mejor futuro. Al salir nos despedimos entre lágrimas. Son pocas las chicas que quedan en este lugar, hace mucho que nadie volvió a traer a sus estorbos o regresar por ellos, porque eso siempre fuimos, un estorbo que nadie quería es sus vidas. Antes de ingresar al vehículo, giro agitando mi mano en lo que grito que volveremos a visitarlas. En el vehículo es difícil no pensar en tantas cosas, entre ellas cuando soñé con estar junto a mi familia, sueño que cambio un día en el que supe cuál sería el futuro que me esperaba. Todo gracias a las palabras de mi padre, más que palabras eran gritos y la mirada de asco de mi madre la última vez que los vi….                                   “No pienso llevarla, se ve débil, fea y sin gracia,                                        Nadie la comprará, es que ni de criada sirve.                    Así que hagan con ella lo que quieran ¡es más! Si muere ni se molesten en avisar.                      Solo arrójenla al mar o donde quieran, total, es su problema”   Ni las palabras de la albacea, lograron que él cambiara su opinión. Ella le decía que yo era una chica muy inteligente, nada problemática, obediente y muy estudiosa. Pero todas esas cualidades solo las veía mi querida Milena. Para nosotras dejó de ser la albacea para convertirse en nuestra madre y protectora.     Siento como mi hermana me aprieta la mano, me sonríe y veo en su rostro las mismas lagrimas traicioneras que tengo yo.   ─ Shyllen ¡sabes! hay momentos en los que siento tanta rabia e impotencia al recodar las palabras de nuestros progenitores, éramos tan solo unas niñas y a ellos no les importo, por el contrario, disfrutaron mucho al decir cada palabra ofensiva y despectiva hacia nosotras.   ─ Sé que es difícil olvidar, pero lo debemos hacer ─ ¡mira quién lo dice! Me contesta sorprendida. ─ Tal vez te suene raro, pero creo que es hora de avanzar, llevamos tiempo ocultando parte de nuestra esencia, ¡no nuestra naturaleza! Pero sé, que esos seres que nos dieron la vida, no nos reconocerán, ya ni nosotras lo hacemos. Kaliza dice que tengo razón, limpia sus lágrimas con el puño de la mano y yo la imito.   Nos sumergimos en un silencio cómodo el resto del camino, ninguna desea hablar.   Nos ubicamos cada una en un extremo del vehículo mirando por la ventana imaginado, pensando y soñando tantas cosas, solo las palabras del conductor nos vuelven a la realidad.   ─ Señoritas llegamos a su nuevo hogar, por favor no olviden preguntar en la recepción por Mario, él es el abogado que hará los tramites de su apartamento ─ Gracias Pablo, espero nos visite y no se olvide de nosotras, dice Kaliza. Él nos promete volver cada vez que venga a la ciudad por las provisiones, nos regala un abrazo y se retira.   Es un edificio pequeño, tiene más o menos 10 pisos, está en un barrio de clase media, tiene una recepción pequeña y es atendida por un señor con cara de pocos amigos.   ─ Buenas tardes señor, buscamos al señor Mario, saluda mi hermana muy feliz.   ─ Buenas tardes, ustedes son las nuevas inquilinas ¿verdad? ─ si, contesto con una sonrisa, pero creo que al señor no le gusto.   ─ Les agradezco lean las normas que tenemos en este lugar, ustedes los seres raros ─ nos mira de pies a cabeza como bichos y continúa ─ tienden hacer algo bullosos, fiesteros y busca pleitos, así que espero por el bien de todos no tener problemas. Ahora sigan por el pasillo, giren a mano derecha, en la segunda puerta es la sala administrativa, ahí las esperan. ─ Da la espalda en lo que toma el teléfono.   ─ Uhs que genio el de ese viejo amargado ─ dice mi hermana en lo que inicia hacer muecas arremedando al señor.   ─ ¿Me veo con cara de problemática, escandalosa o fiestera? Dime Shy, de donde saca ese viejo que venimos a dar problemas, ¡ya me escupió el diablo! Apenas llegamos y ya tenemos niñero, viejo hijo del infierno. ─ Ver a mi hermana en ese estado es muy cómico, entre risas le digo que se calme, total es solo un pobre mortal que nos tiene en muy mal concepto.   ─ ¡Mal concepto! Pésimo diría yo ─ sí que eres exagerada digo al ver ese puchero que está haciendo, ruedo los ojos, esta mujer es mil caras, siempre está haciendo gestos o muecas, pienso.   ─ Yo creo que al pobre lo alimentaron con leche cortada de murciélago, solo así tendría explicación, que alguien sea tan agrio ─ hace un gesto de asco en lo que sacude su cuerpo.   ─ ¿Tu qué crees? ─ Creo que estás loca Kay, muy loca ─ Dime algo que no sepa ─ le hago una mueca con los ojos a medio cerrar, pero ella solo ríe.   Kaila antes de golpear, Me toma la mano y dice que es hora de nuestro nuevo comienzo. 
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