—Tú, jovencita, tendrás que ganarte este privilegio trabajando en el jardín —afirma Randall—. Y no me refiero a un simple corte de césped, quiero que se recorten los bordes de la acera, se limpie el bordillo, se poden los setos, todo.
Eve lo suelta y se desliza por su pecho, "¿En serio?"
"En serio, o puedes olvidarte de todo."
Eve suspira: "De acuerdo. Trato hecho."
"Ah, y lava mi coche también, está cubierto de polen", añade, sonriendo con un toque de picardía.
—Sí, señor —responde Eva con tristeza—. ¿Algo más, señor?
Randall no pasa por alto el cambio a "señor" y suelta una risita. "Sí. Quiero que entiendas que esto es temporal por ahora. Si en algún momento veo que este club se ha convertido en una carga, revocaré este privilegio."
Eve lo mira, sorprendida y un poco dolida al pri
