Eve yace en la cama, escuchando las gotas de lluvia golpear la ventana, y suspira. Seis días seguidos sin sol, sin diversión. Piensa: "¿Será casualidad que las palabras aburrimiento y dormitorio sean anagramas? ¡Uf! ¿Sabes qué? Mejor empiezo la fiesta". Se quita las sábanas de sus largas y bronceadas piernas, las deja caer al borde de la cama y se levanta. "Mejor aprovecho este día de mierda, ¿no?", se dice. La "fiesta" que quiere organizar es algo en lo que lleva tiempo pensando. El club de las "Niñitas de Papá", o "DLG" para abreviar. Han pasado casi seis meses desde que ella y sus hermanas cruzaron esa línea tabú y empezaron a tener relaciones sexuales con su padre, y, sinceramente, las cuatro están encantadas. Eve quiere compartir esta felicidad con el mundo. Si tan solo pudiera conve

