A mitad de la película, Eve se da cuenta de que su mente divaga. No recuerda los últimos quince minutos. Está absorta en sus pensamientos, pensando en su papá, en el viaje que hicieron, en quedarse varados en la cabaña en la nieve. En cómo ella, sin descanso, desmintió su resistencia a sus encantos. En cómo la anticipación lo hizo mucho más delicioso al final. Se levanta. "Voy... voy a subir un rato".
"Está bien. ¿Estás bien?", pregunta Daye.
—Sí, estoy bien. Solo que... nunca le escribí una carta a papá, así que creo que quiero ganarme mi amuleto de pluma.
Daye mira a Eve, desconcertado. "Pero ya nos diste todos los amuletos. ¿Para qué molestarse? O sea, como dijiste, ya nos estamos acostando con nuestro papi. Misión cumplida".
Solo quiero dar ejemplo o lo que sea. Creo que es importa
