La noche le sorprendió a Jorge Luis dentro de mi casa. Era tarde y las luces del jardín apenas servían para diferenciar el camino a seguir. Yo le insistí que debía marcharse para que evitara problemas con Jimena ya que se encontraban intentando arreglar las cosas entre ellos. Yo misma me ofrecí como voluntaria para acompañarle hasta la entrada principal. Quizás esa era la única manera en la que pudiera aceptar irse. Nos vimos forzados a atravesar todo el inmenso jardín en completa oscuridad hasta llegar directamente a la fuente. Todo estaba totalmente sumido en las penumbras de la noche, y apenas podíamos ver la silueta del otro moverse levemente. Jorge Luis tomó mi mano repentinamente y me pidió que nadara junto a él dentro de la fuente, a lo que le respondí preguntándole si se había vuel

