Prefacio
964 Palabras
¿Alguna vez se han preguntando qué le ocurre al villano de una historia de amor?
¿Se reforma?
¿Se queda soltero?
¿Conoce un nuevo amor?
O tal vez simplemente no aprende la lección.
¿Quién sabe?
Normalmente uno percibe el final de una novela cuando la pareja principal se casa y su amor triunfa. Sin embargo, en la vida real, el tiempo sigue su curso.
Quizás no puedo hablar por todas esas otras personas que asumieron el rol del antagonista; pero a veces la falta de información, el orgullo y la desconfianza pueden jugar en contra.
Después de todo, ¿qué significa ser el villano?
¿Y en qué lo diferencia con el protagonista?
― ¡Por fin! ―murmuré publicando la sinopsis de mi nueva novela. ―Espero que esta historia también sea bien recibida dentro de la plataforma, después de todo, es la única que realmente importa.
― ¿Qué haces? ―preguntó mi hermano mayor Reid mientras me entregaba un plato lleno de panqueques con manjar.
―Nueva novela en proceso, ―me excusé mostrándole la pantalla.
―Tienes una extraña forma de querer vengarte, Silver.
―No soy bueno en matemáticas como Blue, y tampoco soy tan buen orador como lo eres tú; escribir es lo único que se me da bien. Además, dentro de esta app soy un creador más, no tengo una identidad en específico.
―Bueno, yo te dejo a lo tuyo pero no te olvides que a las diez en punto tienes que ir al estudio.
―El abuelo me explota demasiado, ―murmuré girando los ojos. ― ¿Esta vez que producto promocionaré?
―Nuestra tienda departamental, ―respondió haciéndome bufar.
―Esta bien, iré...
―Gracias, bebito.
Entrecerré los ojos.
―No me llames así.
―Lo que tú digas bebito.
Bufé.
En este tipo de situaciones no valía la pena seguirle el juego.
Devolví mi atención a la pantalla y espere por alguna reacción.
Esta historia era algo diferente al género de suspenso y misterio del que suelo escribir, pero debía de aprovechar los miles de seguidores que actualmente tenía para contar la versión de mi papá.
Y si eso significaba que debía de hacer un fanfic del libro que juré odiar, entonces lo haría.
―Todos sus hijos son de diferentes mujeres, ―escuché que alguien decía a lo lejos.
Caminé con sigilo hacia el jardín interior y encontré a dos mucamas chismeando.
―Querrás decir "omegas", ―la corrigió una joven, quizás en la mitad de sus veinte años.
―El Director Prescott no se relaciona con hombres omegas, solo con mujeres, ―aseguró la de mediana edad que parecía bañada en perfume.
―Que anticuado, hace décadas que se perdió ese estigma...
―Él hace lo que quiere, es un alfa esmeralda después de todo.
― ¿Esmeralda?
―Eres nueva, ¿verdad?
―Sí.
―Ya debes de conocer las bases, alfas, betas y omegas.
―Por supuesto, yo soy una beta.
―Todo el personal es beta para evitar problemas, ―señaló la mujer mostrando algo de su inteligencia. ―Verás dentro de los alfas y omegas hay subclases: "Las dominantes, los regulares y los recesivos"
―Disculpe señora pero ese conocimiento general, ―murmuró la chica regando el gras y acomodando la casa de los pájaros.
―Solo estaba asegurándome... Con los niños de ahora ya no se puede saber nada. En fin, hace algún escuché decir que un alfa y un omega dominante pueden ser identificados desde que nacen a través de sus ojos. Yo no puedo constatarlo porque empecé a trabajar cuando los señoritos eran adolescentes, pero los cocineros siempre tienen grandes historias que compartir.
¿Ah?
¿El Chef Boum habla mal de nosotros?
― ¿En serio?
―Sí, se dice que ante un brusco cambio de ánimo sus ojos cambian... Y según me contaron estos parecen inhumanos al ser tan brillantes como el de una piedra preciosa.
―Supongo que ahora tiene sentido que el nombre completo del director sea Green Prescott.
―Niña tú en verdad no sabes nada, ¿cómo conseguiste este empleo?
― ¿A que se refiere?
―Los Prescott's son de las pocas familias con el linaje más puro de esta ciudad, todos los integrantes de esta familia son de gen dominante.
―Escuche que el menor de sus hijos era omega.
―Te refieres al soltero más codiciado de este lugar, ―comentó con una risa. ―Todos sus familiares lo cuidan como si fuera un tesoro.
― ¿Por qué?
―Porque a diferencia de sus hermanos mayores, sus hijos no serán de la familia Prescott sino de otra. Y toda esa pureza genética con la que él está obsesionado su abuelo será obtenida por otros, ¿entiendes?
No me aguante y reí.
Parece que el abuelo aún mantiene su mala fama.
Aún así pasaron tan solo un par de segundos antes que ambos cuerpos voltearan con miedo hacia mí.
―Por favor, continúen, su conversación es fascinante.
―Joven Silver...
― ¿Ustedes quieren conservar su empleo?
Ambas asintieron con la cabeza.
―Entonces me deben un favor, ―señalé cruzándome brazos. ―Tengo buena memoria, cuando las necesite iré por ustedes, ―agregué mostrándoles mis ojos, los cuales comúnmente eran grises, sin embargo cuando me molestaba se volvían tan brillantes como un diamante.
Sus caras de asombro lograron ponerme de buen humor antes de seguir con mi desayuno.
― ¡Silver! ¿¡Dónde estás!? ¡Llegaremos tarde!
* * *
Desde hace varios meses tenía ganas de hacer una historia OMEGAVERSE.
Y por fin me animé.
Espero que los haya dejado con la intriga.
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raysa
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