Es verdad

1569 Palabras
NARRA DIANA: Desperté al día siguiente toda desorientada, estaba en una cuarto totalmente blanco, con una ventana a un costado y una cortina que ondeaba un poco por la brisa que entraba por la ventana abierta, mire a un lado y en mi brazo derecho tenía una vía agarrada y esta estaba conectada a una bolsa con un líquido que entraba a mi venas, mire hacia el otro lado y allí estaba Jacob, quien al ver que ya estaba despierta se acercó a mí, en su cara no había preocupación por mí, más bien parecía enojado. -. Hasta que al fin despierta la princesita, sí que eres manipuladora, te das un golpecito en la cabeza y te haces la inconsciente, por dos días.- me dijo. -. ¿Estuve dos días inconsciente? -. Fue lo que pregunte, pensaba que solo habían sido horas nada más. -. Hora te haces la despistada, menos mal que ya despertaste, arréglate que no vamos, el vuelo sale dentro de 2 horas y hay que pasar por el hotel a buscar las maletas -. Me anuncia -.Pero ¿Qué? Aun no me han dado de ¡alta! ¿Qué medicamentos voy a tomar?- Le pregunte, él se acercó me tomo por el cabello con fuerza haciendo que un dolor agudo me punzara, pues era justo donde me había golpeado, se agachó y susurro en mi oído cada palabra con tanto veneno en su voz, que no me atrevía a contradecirlo, tenía miedo. -. Te dije que no me llevarás la contraria, que sólo hablaras si yo te lo permito, así que cállate y hazme caso, párate y arréglate que nos vamos, pero ¡YAA! -. Todo eso lo dijo mientras templaba más de mi cabello, ocasionando que me doliera la cabeza aún más de lo que me dolía. Veía chispitas de luces brillado, pero aun así no proteste, me levante con cuidado ya que me dolía todo el cuerpo, me arregle y salimos de hospital sin decir nada a nadie, fuimos al hotel en un completo silencio de mi parte, no me atrevía a decirle nada, y me aguante mi dolor, mi mareo y mi debilidad. Apenas llegué a la habitación, busque una pastilla para el dolor y me la tomé, aún en silencio empecé a recoger todo mientras mi esposo tomaba una copa de no sé qué cosa en el bar de la habitación. -. Ya está todo listo.- murmure por lo bajo. -. Bien, ahora vámonos -. Dijo y salió de la habitación dejándome a mí el peso de todas las maletas, que aunque no eran muchas, para mi adolorido cuerpo era como cargar una tonelada encima. Ya estábamos en el aeropuerto, rumbo a casa, miraba mi esposo de reojo y lo detallaba, era un hombre elegante, alto y con buen cuerpo, físicamente era el hombre del que me enamore, pero sus cambios de actitud hacia mí, me estaban haciendo desconfiar si tome la mejor decisión al estar con el tan pronto. Solo esperaba que estando en casa, en un lugar seguro y tranquilo mi esposo volviera a hacer mi Jacob, el de siempre, el que fue los primeros dos días de luna de miel. Llegamos a nuestra casa, yo me fui a descansar pues sentía todo el cuerpo pesado y a dolorido, Jacob se fue a trabajar a pesar de ya ser media tarde, igual agradecí al Dios de los cielos, porque así yo podría dormir un poco y no pensar en nada más. Ya había pasado una semana desde que volvimos de luna de miel, no había hablado mucho, ni con mi amiga Anais ni con nadie, Jacob no me dejaba llamarla, y mucho menos me dejaba salir, desde que llegamos ha estado más estricto conmigo, me tenía que dedicar sola y exclusivamente a él, a sus cosas, y a mantener la casa en perfecto orden. Lo peor es que no encontraba manera de tocarle un tema que me preocupa, no sabía cómo iba a hacer, pues ya empezaría clases en la universidad y no sabía si Jacob me dejaría ir, así que espere que mi esposo llegar del trabajo, tenía que hablar con el de mis estudios. El llego y yo salí directo a servir la cena, no quería que se molestara, para tocar el tema debía de tenerlo lo más contento que pudiera y la mejor manera era atenderlo como un rey. Después de comer en silencio, empecé a tomar valor para hablar, tome varías bocanadas de aire, me animé mentalmente, mi corazón empezó a latir rápido, las manos me temblaban y mi garganta se estaba a cerrar sentía mi boca seca producto de los nervios que estaba empezando, ¡estaba aterrada! así que antes de acobardarme tome un poco de aire para llenar mis pulmones y llenarme de valor y empecé a hablar. -.Amor, mañana empiezo en la universidad- dije con una sonrisa en mi rostro, para que supiera que es un tema que me alegra, y se supone que un esposo siempre quiere mantener a su esposa alegre feliz, bien dicen su felicidad es mi felicidad ¿No? -. No iras -. Dijo sin ni siquiera mirarme y sin titubear. -. ¿Qué? ¿Por qué? -. Me atreví a preguntar sin siquiera pensar en las consecuencias que me podría traer esas simples preguntas. Cosa que me arrepentí en ese mismo momento, por llevarle la contraria, el levanto el rostro y me miro con su ojos lleno de furia, haciendo que me estremeciera por dentro. -.No necesitas estudiar, no necesitas una maldita y estúpida carrera, yo trabajo y te mantengo, aquí en casa tienes todo, no te mereces más de lo que ya tienes, así que no pidas más -. Dijo levantándose se la mesa y dejando la comida a medio comer. -. Claro que no, yo quiero estudiar, ser alguien en la vida -. Dije y en ese instante me mordí la lengua, yo y mi maldita costumbre de hablar sin pensar, pero es que la rabia y la indignación pudieron conmigo y me deje llevar, haciendo que me olvidara que a Jacob no se le contradice. Él se acercó a mí y sin mediar palabra alguna me dio un bofetón haciendo que cayera al suelo y golpeando mi espalda con la silla ya que aún estaba sentada. -.Tú no eres nadie, nunca serás nadie y menos sin mí, grábate eso en tu cabeza hueca, no vales nada.-. Volvió a recalcar dirigiéndose a la cocina, mientras yo seguía allí tirada en piso llorando y agarrando mi rostro. -. DIANAAAAA! -. Grito desde la cocina, se me puso la piel de gallina al escucharlo, haciendo que deje de llorar por el susto -.Dime ¿quién carajo se tomó mi cerveza? ¿Metiste a otro hombre aquí? - dijo mientras me agarraba del cabello y me arrastraba por el piso. -. No, no, no, Jacob, te juro que no he metido a nadie, tú te las tomaste ayer, recuerda -. Dije entre sollozos nuevamente, porque no sabía cómo iba a reaccionar. -. Mientes, siempre mientes, me quieres ver la cara de idiota, todas las mujeres son iguales, eres una puta, y me lo vas a pagar -.Gritaba mientras me seguía arrastrando por todo el piso, de pronto se paró y me halo tan fuerte que hizo que me pusiera de pie, para luego lanzarme de nuevo al suelo, haciendo que me diera un golpe en la cadera con una mesa de la sala, yo seguía allí en el suelo llorando, no podía hacer nada porque si no estaba segura las cosas serían peor, se acercó a mí, y empezó a darme patadas, yo me hice bolita tratando de protegerme, pero era inútil, su fuerza y mi tamaño no eran muy buena combinación, me dio patatas hasta que se cansó, tomo las llaves de su auto y de la casa y se dirigió a la puerta, pero antes de salir me dijo que iría por más cerveza y que no volvería a dejar que yo las regalará a mi amante porque no lo volvería a ver, que yo era solamente suya, salió y cerro con llave dejándome en el suelo, respirando lentamente para controlar el dolor en mi cuerpo Espere a que se fuera, y me levante con mucho esfuerzo, me dirigí al cuarto me desvestí y me introduje al baño, empecé a bañarme y al sentir como caía el agua en mi cuerpo sentí un poco de alivio pero solo un poco, empecé a llorar, mientras pensaba en el infierno que se había convertido mi vida. ¿Tan mala persona había sido? ¿Acaso merecía todo esto? Creo que mis padres sabían que yo no era nada, por eso me han dejado a penas nací, no valgo nada, es verdad lo que dice Jacob sin él no soy nada. Debo de portarme mejor, no alterar a mi esposo y todo irá mejor, él no es malo, solo se altera por qué yo lo hago enojar, debo ser más agradecida con él. Es verdad, Jacob es el único que me ha demostrado amor y yo debo de retribuirlo, siendo la esposa perfecta que él quiere, aparte esto es lo que yo quiero un hogar perfecto, y el solo quiere que logre tenerlo, y para eso, debo de cumplir lo que Jacob quiere, debo de dejar de llevarle la contraria, él sabe lo que es mejor para mí ¿No?
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