Maleny caminó largo rato sin rumbo, en ese momento no le importaba haber perdido su capa, se sentía mal y eso era lo único que pasaba por su mente, al final terminó escondida detrás de las escaleras de la cancha de futbol, por lo menos así nadie la vería tan miserable, aunque no la trataban mal, no quería darles motivos tampoco. Hoy en específico todo parecía juntarse, ella no era así de sensible, pero se sentía traicionada, toda, absolutamente toda su vida, creyendo que su padre estaba muerto y de repente resulta que está vivo, aunque quería dejarlo pasar no podía sumándole que su mañana empezó mal con el chico nuevo, ninguna persona había representado tanto fastidio para ella, no lo conocía pero tampoco quería tenerlo de amigo, era un jodido dolor de cabeza con esa actitud, o quizá solo estaba tratando de descargar toda la rabia y decepción que sentía en él, realmente no tenía la culpa, había que aceptar que era guapo, su cabello n***o y sus ojos azules impactarían a cualquiera, pero Male no era como cualquiera, sabia que las apariencias engañan y quien tú menos piensas tiene el alma negra, por eso aunque le parecía llamativo no se comportaba como las demás, era demasiado realista para ello, además que le dijera que su cara era horrosa no se le olvidaba fácilmente, una y otra vez llegaba el recuerdo de cuando casi se va de cabeza por las escaleras, si no hubiese estado quizá ahora ni siquiera estaría ahí sentada llorando, ¿Por qué lloras realmente Maleny?¿Qué es lo que realmente te duele? Se decía en su mente hasta que escuchó esa voz que por extraño que fuera ahora se le hacía familiar
—¿Qué pasa, Caperucita? —escuchó en burlas —. ¿Te dejó tu lobo?
Levantó la vista fastidiada, inmediatamente el rostro de Ethan cambió, ella estaba roja por completo; sus mejillas y ojos lucían apagados, como si estuvieran perdiendo una batalla demasiado grande.
—Lo siento —logró articular, a lo que no tuvo respuesta, Maleny lo miró indiferentemente, se levantó, pasó por su lado y en todo el camino no dijo ni una sola palabra, ningún insulto, ninguna replica, nada, absolutamente nada, Ethan se sintió invisible, para ella él no existía y eso lo aterró, se quedó unos minutos analizando la situación hasta que el timbre que marcaba el final del receso lo trajo de vuelta a la realidad.
—¿Acaso lo invoqué? —se preguntaba en voz alta Maleny mientras iba a los baños, debía calmarse si no sería la burla de todos—. ¿Qué le pasa a ese idiota? ¿Cuál lobo? Estúpido, insufrible.