**STERLING** Su mirada se encontró con la mía, y en ese cruce de acero y fuego, entendí que había aceptado la apuesta. Sonreí, un gesto pequeño y privado que solo yo podía ver. Un depredador que saborea la victoria. Retiré mi mano tan lentamente como la había colocado, dejando un rastro de electricidad quemando la piel. El mensaje había sido entregado. Estás en mi mesa, eres mi invitada, y esta noche, eres mi premio. Y a pesar de la presencia de mi hijo, ambos sabíamos que la cena era solo el preludio de la verdadera consumación que tendría lugar en cuanto estuviéramos a solas. Ya para caer la tarde noche, decidimos quedarnos en la isla. La cabaña junto al mar era mi jaula dorada, tres habitaciones estratégicamente dispuestas para mantener a Thayer a una distancia prudente de Seraphi

