En ese preciso momento, una mujer rubia, de pelo largo y joven entró por la puerta de cristal. Bel realmente pensó que era demasiado joven para ser su madre.
Esperaba una sonrisa hacia los hermanos, pero no llegó.
Ella los saludó con un movimiento de cabeza.
Ella la miró. Hacía tiempo que doña Loreta había empezado a decir exactamente lo que pensaba, justo después de deshacerse del marido que la controlaba.
– ¿Esta chica es una prostituta?
Ben estaba cerca de Belinda y Bel lo sintió ponerse rígido, cerró sus manos en puños, pero no atacó verbalmente a su madre y en el fondo, Bel se sintió aliviada por eso, no se podía confiar en un hombre que era capaz de maltratar a su madre, incluso si tenían una relación difícil.
Bella se sonrojó. ¿Era esa la impresión que todos tenían? ¿Que ella
