Benjamín y Belinda se quedaron en la sala. Él con los dos brazos en la pared y ella sin salida.
Estaba asustada, con ganas de llorar.
– Mírame. Fue la primera y última vez que hiciste algo así. ¿Me escuchaste?
El tono era pesado y ella se estremeció.
– ¡Por favor! Ya estoy aterrorizada de lo que podría haber pasado. No hagas esto.
Benjamín notó el temblor en su voz, cuando tenía miedo le brillaban los ojos.
Ben levantó la mano para acariciar su rostro, aunque no era bueno con las palabras, quería consolarla, pero Bel se estremeció como si estuviera a punto de recibir una bofetada.
– ¿Ángel?
Abrió los ojos.
– Eso no. ¿Qué clase de hombre sería si te tocara así? Ya he dicho que no tienes que temer ser atacada.
– Lo sé, tengo miedo y me siento estúpida por no haberte llamado. Solo p
