-No. . No. . No. . No. . .- las negativas se hicieron presentes de inmediato. -Isabella, será mi esposa en semana y media. Pero desde hoy dormirá a mi lado, ¿alguien tiene algún impedimento?- pregunté desafiándolos. -No, Excelencia- se escucharon a coro. -Pueden retirarse. Buenas noches. Zahir. . . Veo como los presentes comienzan a dispersarse y Zahra, camina con paso apresurado, así que sin esperar voy tras ella, cuando cruza el pasillo que conduce a sus aposentos, la tomo con fuerza del antebrazo y la hago girar. Me mira con ojos enormes lleno de sorpresa. -¿Qué. . . qué sucede, Zahir?- pregunta con voz temblorosa. -¡Fuiste tú!- la acuso y ella intenta retroceder, pero la sostengo con ambos brazos- ¡Fuiste tú!- le repito. -Yo. . . no sé de qué me hablas- gime- por favor suéltame

