Isabella. . . Dormir aquella noche fue algo imposible, por más que lo intentaba no lograba conciliar el sueño. Hacía poco Azhohary, se había marchado, me trajo algunas cosas que debía ocultar, dos pequeñas cantimploras con agua, que aseguro debía saber administrar bien o moriría deshidratada bajo el sol de Norusakistan, algunas frutas pequeñas y unas galletas, todo lo envolví en una pequeña manta que coloqué junto a la cabecera del lugar donde dormía. Daba vueltas y vueltas intentando dormir para obtener fuerzas para el largo viaje, pero no lo lograba, mi cerebro trabajaba a una velocidad impresionante. ¿Todo saldría bien? ¿Lograré escapar o alguien me descubrirá? ¿Volveré a ver al Jeque? Solo ruego a Dios porque todo salga bien, porque pueda salir de ese lugar. El plan de Azhohary,

