Entre el amor y la guerra

Capítulo 30

Sergio Jussieu

—Quiero que me expliques ya mismo como es que fuiste a Venecia, ¡A la casa de nuestros enemigos! ¡Y sin avisarme!

Grita Claudio golpeando su mano contra el escritorio frente a mi.

Mis ojos se mantienen fríos e inexpresivos, no doy ninguna respuesta dado que no le debo explicaciones, haré pagar al soplón que le aviso de nuestro viaje.

Llegue hace alrededor de una hora, aún no puedo creer todo lo que ahora sé, porque de nada me vale decir que tengo dudas acerca de todo lo que me dijeron, es inútil negar lo que puedes ver, lo que una mirada puede decir habló más de lo que todas las palabras lo hicieron, esa chica, Victoire, sin duda es mi hermana, no necesito siquiera una confirmación.

Aunque mantuve la compostura pude ver la forma en la que todos me miraron cuando entré, no hay mayor muestra de amor que arriesgar su vida por verme, porque puedo ser una persona sin remordimientos cuando se trata de matar, pero en cuanto a las personas que no lo merecen, no puedo ser así.

Algunos recuerdos pasaron por mi mente al verla a ella, al escuchar su voz fue como si apretaran un botón, uno que me reinició la existencia, porque me dio algo por lo que luchar, en estos cinco años no lo tuve, porque no recordaba nada.

Sin embargo tuve que seguir, siendo la marioneta de Claudio, solo que ahora eso se acabó, de ahora en adelante las decisiones de la mafia saldrán directamente de mi, sin manipulaciones, no dejaré que ella sea afectada en un capricho de Claudio por ser el mejor.

Porque eso es lo único que quiere, es tan egoísta que no ve más allá de su nariz, es algo que me molesta en cierta parte porque nunca se detuvo a pensar en que ellos nunca nos hicieron daño, nunca se metieron con nosotros.

Por lo cual lo mejor es dejarlos tranquilos y no amenazar con la tranquilidad que poseemos, porque ellos no atacarán sabiendo quien soy para Victoire, pero no dudarán en hacerlo al saber que yo tengo conocimiento de ello y aún así decido hacerle daño.

Lo que pude observar en el corto tiempo que estuve allá fue que ella es una reina para ellos, incluso para Leonard, supe que ellos son enemigos a muerte pero hay algo más que eso, la forma en la que la protege no me deja dudas de que es importante para ella, los otros dos chicos se mantienen alejados pero atentos, y todos parecen girar en torno a ella.

Yo también lo haría sin duda, es una chica inteligente, astuta, además de hermosa, ambos lo somos, parecemos gemelos más que simples hermanos, porque somos tan parecidos que es inútil negar que lo somos.

Sin embargo dejaré que ella busque los medios para demostrarme que es mi familia, porque tampoco puedo confiar tan fácil, no después de atacarlos con todo lo que teníamos, estoy consciente de que ahora pueden recuperarse y si se unen ser aún más fuertes de lo que eran, por lo cual lo mejor es desconfiar y avanzar con cautela.

El recuerdo fugaz que tuve cuando la vi se repite en mi mente.

Una niña pequeña se acerca a mi, su cabello rubio y ojos claros me dan la bienvenida y entonces su voz aparece haciendo que todo mi interior se remueva.

—¡Vamos Gio!—chilla emocionada señalando un auto de juguete, me muevo con ella hasta el auto en donde solo hay un solo puesto—Ponte a mi lado, tu guiaras la carrera, toma.

Me pasa un banderín indicandome que lo agite.

Lo hago y ella empieza a hacer sonidos como si el auto rugiera.

Suelto una carcajada mirándola y ella también lo hace al escucharme.

Salgo de mi recuerdo al ver a un Claudio aún más furioso frente a mi, su semblante cambia al ver que no le estoy prestando atención y yo solo puedo rodar los ojos.

—¿Desde cuando tengo que darte explicaciones Claudio? ¿No confías en mi?

Pregunto arqueando una ceja, el vuelve a sentarse frente a mi y suspira pesadamente.

—Claro que lo hago, pero has comenzado a tomar decisiones importantes Sergio, no quiero que hagas algo de lo que puedas arrepentirte.

Dice y yo me tomo la barbilla pensativo.

—Algo de lo que pueda arrepentirme—repito y clavo mi mirada fría en el—¿Como lo que tu hiciste?

Sus ojos se abren con sorpresa y mira a los lados no se para que.

—¿De que estás hablando?—interroga ofendido y yo golpeo la mesa de la misma manera que el sobresaltandolo.

—Salgan—ordeno a los guardias quienes dudan—¡He dicho que salgan!

Grito y todos hacen lo que les ordeno, después de todo no fui yo quien tomó el mando de la mafia, me lo dieron por voluntad propia y deben asumir las consecuencias.

—Hablame de la noche en la que me encontraste—pido cruzándome de brazos.

—Ya hablamos de eso, estabas solo y...

—La verdadera historia, eso es pura mierda—saco a relucir mi lado más borde, uno que Claudio no había visto en su vida.

Si cree que puede engañarme sin atenerse a las consecuencias esta muy equivocado, ya no soy el mismo chico perdido que "salvó" hace cinco años, ahora tengo mayor consciencia de las cosas, del mundo a mi alrededor y aunque me falte mucho por recorrer no lo haré a base de una vida de mentira.

—Espero por ti—suelto mirandolo y traga saliva.

—La mafia francesa e italiana siempre han sido enemigas, sabíamos que los líderes estarían en una carrera así que le pagamos a la policía para que llegara allá e hicieran una distracción, cuando llegamos intentamos cazarlos, uno de los nuestros iba a dispararle a la chica y su novio soltó un disparo pero el chico que iba de nuestro lado se apartó y el disparo te dio a ti, todos tuvieron que irse antes que la policía los atrapara, yo te llevé para salvarte y al ver que no tenías memoria te dejé conmigo.

Relata atemorizado, porque sabe que yo nunca me enojo, pero cuando lo hago todos pueden ver al diablo en persona.

La sangre comienza a hervirme al saber que si es verdad, que este hijo de puta creó todo este desastre y que aún peor, hizo que culparan a alguien que no tenía nada que ver de lo que me pasó a mi.

—Eres un jodido desgraciado—espeto mirandolo mal.

—Te salvé, de no ser por mi estarías muerto.

—¡Estaría muerto por tu culpa también! De una u otra manera sería tu culpa.

Espeto sacando mi arma.

Los ojos de Claudio se abren con sorpresa y no puedo evitar quitarle el seguro preparado para disparar, no puedo creer que todo esto haya pasado a mis espaldas y por aquel disparo, perdí mi vida, la vida que antes tenía, junto a mis recuerdos, mi familia.

Todo.

Por culpa de este imbecil que hizo llamar mi mentor, mi guía.

Una persona que yo creía buena o por lo menos conmigo.

—No te mato porque no creare una guerra con tu familia, se lo que ellos sintieron al perderme, no haré lo mismo aunque te lo merezcas.

Bajo el arma y el suspira aliviado pero entonces toma una que estaba en la mesa en un movimiento rápido.

—No permitiré que acabes con el plan que he creado durante años, harás lo que yo te diga o de aquí no saldrás vivo.

Me echo a reír con ganas, mirándolo sin poder creerlo.

En un rápido movimiento tiro su arma al suelo y le pego un tiro en la pierna que lo hace doblarse del dolor.

—Me iré de aquí, junto con todo lo que he ganado durante estos años, sabes que has creado a alguien mucho peor que tu y no querrás conocerlo a las malas

Amenazo y el me mira con odio, porque las personas sacan su verdadera máscara cuando nadie ve, cuando nadie tiene idea de lo que pasa, porque para los demás yo era la mayor joya de Claudio, solo que no habíamos notado que su corazón estaba contaminado por el odio y que es más grande su deseo de venganza que el afecto que pudo haber creado por mi en estos cinco años en los cuales le fui leal a él fielmente.

No crei que todo terminaría así para ambos, solo sé que si me voy esto no acabará aquí, o los destruyo a ellos o ellos a mi.

Y se que yo lo haré primero porque yo no estoy solo, ahora se eso.

Y con todo lo que he aprendido aquí puedo irme sin ser rastreado, aún más con Claudio herido.

—Hubiera dejado que te desangraras maldito francés.

Una sonrisa se curva en mis labios antes de caminar hacia la puerta.

—Ha sido un placer conocerte Claudio.

Y así salgo de allí preparado para salir, busco todo lo que me pertenece y subo al auto con dirección al aeropuerto, por fin conocerán al verdadero Sergio Jussieu, aquel que el mismo creo.