Despierto en medio de la noche sintiendo un peso a mi lado, abro los ojos examinando a mi alrededor y puedo divisar a Leo a mi lado, la lámpara a su lado es todo lo que ilumina la habitación por lo que me mantengo quieta en mi lugar, miro el techo pensando en todo lo que pasó durante el día y me muevo un poco para quedar pegada a Leonard, el se da cuenta y abre levemente sus ojos para mirarme.
—Preciosa...
Susurra con la voz ronca a causa del sueño.
—Creí que no vendrías—menciono acercandome más a el para que me abrace.
—¿Y no dormir contigo? No gracias.
Sonrío levemente sintiendome mejor, el descanso y el son lo que me da tranquilidad.
—¿Me dirás porque tienes esas vendas?
Cuestiona y yo niego con la cabeza, me levanto levemente para mirarlo y busco sus labios.
No quiero hablar justo ahora.
El al darse cuenta une sus labios con los míos en un beso suave, comienzo a subir la intensidad del beso haciéndolo más rápido y apasionado, Leonard se levanta poniéndose sobre mi y sus manos se mueven por mis brazos bajando hasta mi cintura.
Siento como reparte suaves caricias sobre mi cuerpo haciendo que me sienta en las nubes y a la vez muy caliente.
Sus manos se encargan de quitar mi blusa dejando mis pechos al descubierto, sus ojos se van directamente a ellos y por consiguiente su boca se pega a uno de ellos, jadeo por la intromisión e intento pegarme más a el, enredo mis piernas en sus caderas haciendo fricción entre nuestras partes, siento la humedad en mi centro y solo quiero más de el.
Quito mi short de pijama junto a mis bragas quedando totalmente desnuda ante sus ojos, nard al verme procede a quitarse la ropa también dejándome a la vista su gran erección, relamo mis labios expectante y observo como se pone el condón antes de subirse sobre mi, me acomodo mejor dejando que entre y gimo cuando lo hace, sus ojos me observan como si de una obra de arte se tratara y busca mis labios en medio de las embestidas, gimo sin parar hasta que ambos llegamos al clímax.
Jadeo cansada y el se acuesta a mi lado atrayendome a si, me mantengo quieta un buen rato hasta que me giro hacia el.
Me le quedo mirando un buen rato antes de abrazarlo, el besa mi cabeza sin decir nada porque en realidad las palabras sobran en este momento, el silencio habla por si mismo, lo que acaba de pasar como tantas veces me llena a pesar de no ser la primera vez, porque con el siempre es como si fuera la primera vez.
Porque con el las cosas siempren han sido diferentes, nunca ha habido incomodidad, ambos sabemos como actuar con el otro porque la confianza que tenemos es más fuerte que cualquier cosa.
Esa es la gran diferencia entre el y cualquier otra persona, que con otra persona es necesario cubrir el silencio con palabras, en su caso el silencio habla por si solo, diciendo aquello que no podemos expresar con palabras.
Cierro los ojos sintiendome feliz y finalmente logro quedarme dormida otra vez.
(...)
Miro el teléfono pensativa mientras Nard quien acaba de escuchar todo lo que acabo de contarle me mira a mi perplejo, aunque quise omitir la parte donde me acosté con Wells, no pude, después de todo, se enterara en cualquier momento, lo mejor es que yo misma se lo diga.
Despues de varios minutos decido por fin marcar el número que Michael guardó en mi teléfono, "Wells Clayton"
Pasan tres tonos hasta que vuelvo a escuchar su voz a través de la línea, esta vez no hay sorpresa, solo enojo y decisión
—Oficial Wells Clayton.
—Wells.
—¿Quién eres?
—Sabes muy bien quien soy—espeto con seriedad mientras me acomodo mejor en la silla.
—Lo siento, no sé quien habla.
—Me llamo Victoire Jussieu, Wells, o debo decir, Albert—respondo con el enojo contenido, un tenso silencio se crea hasta que el contesta.
—Así que ya lo sabes, te fue muy fácil descifrarlo—menciona tan tranquilo que me enoja aún más.
—No eres muy predecible pero no soy tan idiota.
O mejor dicho, lo soy pero no te lo dejaré saber.
—Creí que te tomaría más tiempo, después de todo aquel día no parecías tener idea de quien era—menciona y yo cierro los ojos tratando de no soltarle un insulto.
—¿Crees que podamos reunirnos? Necesito aclarar algunas dudas.
—¿Algo referente a aquella noche?
Aprieto los labios mirando a Nard quien alza las cejas sin saber nada de lo que esta pasando.
Juro que voy a matar a este imbecil.
—No, otros asuntos.
—Yo te buscaré cuando sea apropiado princesa encantada—dice divertido y yo estoy a punto de tirar el teléfono contra la mesa.
—¡Ya no tenemos siete años Wells! Quiero hablar contigo ya, esta noche.
Un silencio se instala entre nosotros por unos segundos hasta que el vuelve a hablar.
—Esta bien querida rubia, nos veremos esta noche en el bar.
Cuelgo la llamada enojada y lanzo el teléfono contra el suelo con enojo, lo aplasto con mi tacón sin poder contenerme y Michael, Sergio y Leonard me miran con sorpresa.
No es para menos, estoy muy enojada, mataré a ese imbecil hoy.
—¿Que pasó?
—Hoy en la noche, prepárense todos.
Pido y me voy a la habitación de April, necesito hablar con alguien que no sea un chico, sino creo que voy a terminar golpeando algo.
Toco la puerta de golpe y April abre rápido, su mirada confusa me escanea pero me deja pasar al ver mi enojo.
—¿Estás bien?—pregunta y yo niego.
—Ya lo llamé, es un completo idiota, nos reuniremos hoy en la noche—explico y ella se sienta a mi lado.
—Pase lo que pase hoy estamos contigo.
Asiento sin más y no puedo evitar pensar en todas las posibilidades que hay, en las cosas que pueden pasar, en como puede terminar este encuentro.
Temo por la vida de las personas que van a acompañarme, ya Wells no es la misma persona que conocí cuando era niña, ni siquiera se le acerca, el Wells que conocí antes no me engañaria así, mucho menos quemaría mi casa para conseguir lo que quiere, algo que ni siquiera sé aun que es.
Lo único que se es que no sé nada, que de ahora en adelante no puedo confiar en la palabra de nadie, que cuando hable con ese imbecil debo tener cuidado con lo que digo y hago porque el sabe todo de mi vida, cualquier paso en falso y puedo poner en riesgo a personas importantes para mi.
Es lo que más temo, porque por mi no me preocupo, después de todo, ahora que se quien es Wells puedo encajar muchas de sus actitudes el día en el que lo conocí, su mirada decía muchas cosas y a la vez no podía comprender porque me demostraba tantas emociones cuando apenas me conocía, pero ahora lo entiendo todo, y si de algo estoy segura es que el no me dañará a mi, puede que lo haya hecho pero no fue eso lo que quería.
No tengo idea de que es pero planeo descubrirlo.
—Te pido que si pasa algo no dudes en poner la vida de los demás por sobre la mía—ordeno a April quien me mira con preocupación.
—No va a pasar nada Tory, si pasa tu estarás ahí para cuidarlos, no me hables como si te estuvieras despidiendo.
—April—regaño y ella asiente—si algo me pasa a mi cuida e instruye a Danielle, ella será mi sucesora.
La boca de April se abre y cierra pero termina por volver a asentir
—No dejes que te pase nada Victoire, de Leonard no podré cuidar, si te pasa algo nadie podrá ayudarlo.
Suspiro sin poder evitarlo dado que a mi me pasaría lo mismo si algo le pasa a Leonard, no puedo perderlo ahora.
Dejo de mirar a April para luego tomar su brazo, me levanto caminando hacia la puerta y ambas salimos de la habitación en dirección a la mía, al llegar busco una de las cajas que traje del bunker, es lo más importante que tengo.
—Pase lo que pase, April, cuida esta caja, en especial esta llave, nadie puede tenerla más que tu y Nard, bajo esta llave esta todo lo que poseo, todo lo que un día será de Danielle, no puedes permitir que pase nada con esto, ni a ti.
—¡Deja de despedirte!—pide ella preocupada por mis palabras.
—Nunca se sabe que pueda pasar, en esta noche pueden ponerse las cosas feas, yo no podré protegerlos a todos si pasa algo, tu eres la que podrás hacerlo, esta atenta.
—La quiero mucho jefa, no se muera—dice saltando para abrazarme.
Me sorprendo por su acción pero la correspondo con cariño.
No se que pasará esta noche pero sé que las cosas no será tan fáciles como parecen.