En la mañana siguiente, Andrej se dirige hasta el garaje para ver a los jóvenes. Con un paso sigiloso llega hasta el lugar, y siente su corazón comprimirse, por observar a los tres muchachos acostados en el suelo, sin siquiera unas mantas para cubrirse. El rubio rápidamente se encamina hasta donde se encontraba Bruno, debía hacerle entender que esos pobres chicos incomprendidos, no podían seguir en esas condiciones tan inhumanas.
Un pulcro y hermoso sonido de un piano acompañado por una viola, guía a Andrej hasta donde se encontraba su esposo, el cual se encontraba en el area más concurrida de la mansión, acompañado por sus dos hijos. Misha tocaba la viola, haciendo la armonía de la sublime pieza que, Jacob junto con la colaboración de su padre protagonizaban.
Todas las mañanas
