Una vez en San Francisco, Mary y Gabriela se despidieron de Finn, el cual decidió irse a su apartamento a descansar el resto de la tarde, ya que al día siguiente debería volver a sus actividades laborales al igual que las dos chicas que fueron sus acompañantes en dicho viaje. Salió del aeropuerto y se dirigió a uno de los taxis que estaban allí aparcados. - Muy buenas, ¿están disponibles? Uno de los taxistas alzó su mano desde un coche más atrás, siendo este el siguiente en el turno. Los taxistas en esta ciudad se turnaban, así que Finn simplemente caminó hasta el vehículo, se subió en el puesto trasero junto con su maleta. - ¿A dónde se dirige joven? — preguntó el taxista mirándolo por el retrovisor y encendiendo su auto. Finn le indicó la dirección y rápidamente el chofe

