Capitulo 3

1342 Palabras
"¡Oh, joder, vamos!", dijo, levantando las manos y volviendo a su mochila. Me alegré de haberme mantenido firme, de haberme dado cuenta de su actuación, pero empezaba a preguntarme si no sería más fácil hablar con la Sra. Lynn sobre lo pesada que era Kaitlyn y encontrar a otra estudiante a la que pudiera dar clases particulares. Estaba a punto de decirle eso a Kaitlyn cuando ella se dio la vuelta y me hizo una oferta que no vi venir. "Bien, ¿firmarías el formulario para una paja?" Si me fue imposible levantar la mandíbula del suelo fue sólo porque golpeó con suficiente fuerza como para atravesarla hasta el sótano. "¿Qué?" pregunté. "Mira, sé que me miras como todos los demás chicos, así que esto debe ser una especie de fantasía nerd para ti, ¿verdad? Firma el formulario y ahora mismo te hago una paja", dijo. Impresionantemente, logró ocultar el asco que le daba haberme masturbado. No estaba precisamente entusiasmada, pero sabía que iba totalmente en serio. Consideré cuánto significaba mi moral para mí y lo sopesé frente al hecho de que nunca había estado tan cerca de perder mi virginidad y, al final, la elección fue clara. "Primero la paja", dije. Descontenta, pero viendo una respuesta, dijo: "Está bien". "¿Y al menos podemos ir a mi habitación? No quiero que mi papá entre y nos pille", dije. "Claro", dijo Kaitlyn, guiándome de vuelta a mi habitación como si no hubiera pasado años desde su última visita. Echó un vistazo rápido a mi habitación, a los pósteres de películas y videojuegos, a mis estanterías llenas de libros, cómics y figuras, y asintió suavemente, como si esta fuera exactamente la clase de habitación que esperaba. Mientras ella hacía esto, yo hacía todo lo posible por convencerme de que realmente estaba sucediendo, incluso pellizcando mi cuerpo para asegurarme de que no estaba soñando. Sabía que no, pero aun así, era tan jodidamente surrealista que tenía que asegurarme. Mi pene hinchado me decía que era real, y estaba tan dispuesto como siempre a seguir sus instrucciones. Cerré la puerta detrás de nosotros y me volví hacia Kaitlyn, haciendo todo lo que podía para evitar que mi corazón saltara a mi garganta. "Entonces, eh... ¿me quito los pantalones aquí, allá o de qué lado quieres que me siente?", pregunté nerviosa. "Entonces eres virgen, ¿verdad?" dijo ella. "¿Es obvio?" pregunté. "Más obvio que eso, en realidad. Siéntate aquí, bájate los pantalones y acabemos con esto de una vez", dijo Kaitlyn, palmeando la cama a su lado. Mirando a su alrededor, agarró rápidamente la caja de pañuelos de mi escritorio. Nervioso, me senté a su lado, desabrochándome el cinturón y bajando la cremallera de los vaqueros. Mis calzoncillos eran lo único que cubría mi polla, ahora erecta como una piedra. Nunca había estado desnudo delante de una chica; no sabía cómo reaccionaría cuando por fin me viera, bueno, a mí. Con urgencia, tiró del elástico de mi ropa interior, bajándolo. "Al menos, lo bueno de las vírgenes es que no suelen durar mucho. ¡MIERDA!" ¿Recuerdan cuando dije antes que tenía algo que podría haberme hecho famoso si alguien lo supiera? Sí, me refería a mi pene. Aunque sabía que no era muy atractivo, sabía que tenía un pene impresionante. De veinticinco centímetros y casi tan grueso como una lata de refresco, estaba orgulloso de él. Y ahora cada centímetro de ella apuntaba hacia Kaitlyn Pruitt, con una gota de líquido preseminal ya formada en la punta. Se quedó sin palabras al mirarlo. "Yo, eh... vaya. Joder, eso es... vaya. ¿Cómo es que nunca has tenido sexo?" "Porque primero tendría que conseguir una cita", dije. "No es necesario tener una cita para tener sexo", afirmó. "No, pero ayuda llegar a este paso", dije. "Ah", dijo ella. "Tiene sentido". Con seguridad, extendió la mano y tomó la cabeza, frotándola de un lado a otro y esparciéndola por todas partes. Gemí suavemente, mi pene se estremeció con su toque. "Joder, ni siquiera puedo rodearlo del todo con la mano", dijo, subiéndolo y bajándolo lentamente, tardando muchísimo en llegar desde la cabeza hasta la base. Su otra mano me ahueca los huevos. "Joder, hasta estos son enormes. No me lo puedo creer". "¿Creer qué?" Apenas pude preguntar mientras ella empezó a acelerar el paso, masturbándome con una mano mientras con la otra me acariciaba los testículos. "Que este gallo haya quedado completamente intacto-" "No del todo." "Bueno, eso nunca lo había visto. O sea, me gusta pensar que soy una zorra consumada, pero nunca había visto una polla tan grande", dijo, masturbándome aún más fuerte. Estaba en el cielo mientras usaba sus habilidades de "zorra consumada" para masturbarme mejor que yo mismo, retorciendo la mano con delicadeza y aplicando la presión justa. Podría haberme corrido en ese mismo instante viendo a una de las animadoras más guapas y guarrillas de la escuela masturbándome, si no hubiera seguido hablando. "Sabes que podrías haber conseguido todas las citas que quisieras con solo agitar esto en la escuela, ¿verdad? O sea, el instituto Regan Hills es prácticamente el centro de las putas", continuó Kaitlyn. "No... es... tan... fácil..." grazné. "No, de verdad que sí", dijo. Mi pene estaba resbaladizo por el líquido preseminal, y sabía que no aguantaría mucho más. Kaitlyn, con la boca hecha agua, parecía tener otros planes. "Joder, necesito esto en mi boca, ahora mismo", dijo, moviendo la cabeza y tomando la punta de mi polla en su boca. Puede que haya gritado de sorpresa, pero no me dio muestras de que le importara, mirándome a los ojos mientras su boca se estiraba obscenamente alrededor de la punta de mi polla. Luego, con un movimiento practicado, deslizó casi la mitad de su longitud en su boca con una sacudida, luego en la siguiente llevándosela hasta el fondo de su garganta. Si pensaba que sus habilidades de paja eran excelentes, no tenían nada que ver con sus mamadas. Kaitlyn era una maldita artista de las mamadas, deslizándose arriba y abajo de mi eje con una gracia practicada. Saliendo a tomar aire en un momento, su cara era una máscara de pura obscenidad, lágrimas corriendo su maquillaje por su cara, gruesos hilos de saliva y presemen conectando sus perfectos labios de mamada con la cabeza de mi polla. Decididamente, recuperó el aliento y luego volvió a tragar mi polla. Puse mi mano en la parte posterior de su cabeza, pasándola por su cabello y guiándola, y por una vez, ella no tuvo una respuesta perra, gimiendo de la misma manera mientras iba más rápido. Saliendo a tomar aire nuevamente, dijo: "Dime cuándo te vas a correr, ¿de acuerdo?" "Pronto", gemí, tirándola del pelo hacia mi polla. Ella se la metió de nuevo en la boca, chupando cada vez más fuerte, sorbiendo la punta con la lengua. Moví mis caderas, agarrando fuerte su cabello, "¡Me corro, me corro, ME CORRO, MIERDA!" Pensé que quería saber para poder apartarse, pero no lo hizo, solo chupó con más fuerza mientras yo disparaba chorro tras chorro de semen espeso hasta el fondo de su garganta. No creo que me hubiera corrido tanto en mi vida, y tampoco creo que ella estuviera lista, porque después de los primeros chorros fuertes, desistió de tragar y levantó la cabeza de mi polla. Sin embargo, yo no había terminado de correrme, ni mucho menos, ya que más chorros le impactaron los labios, la cara, el cuello e incluso la camisa. Siguió masturbándome, metiendo todo lo que pudo en su boca, antes de que finalmente me agotara. Me desplomé en la cama, sintiéndome como si acabara de correr una maratón. Una maratón que terminó con el orgasmo más grande que jamás había tenido, en lugar de cansarme de correr, pero que me dejó exhausta de todos modos. Acabo de recibir mi primera mamada. ¡De Kaitlyn Pruitt! Y fue increíble. De espaldas, mirando al techo, comencé a reírme de la locura que sucedía.
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