Capitulo 5

1723 Palabras
"Lo siento", dije, embistiéndola. "Me acabo de dar cuenta de todo lo que pasó antes de mi primer beso". "¿Qué? ¿Como una paja? ¿Una mamada guarrilla? ¿Una guarrilla sentada en tu cara? ¿Follando como un animal?", me provocó, apretándome la polla con su coño con cada pregunta. "Sí", digo, golpeándola aún más fuerte. "Supongo que es un poco gracioso", se rió, y su risa se convirtió en un gemido cuando le metí la polla. "¡Joder, no pares!" No iba a parar. No quería parar, pero sabía que no aguantaría mucho más. Sentía el semen hirviendo en mis bolas, y por cómo empezaba a temblar y a arrullar de nuevo, supe que Kaitlyn tenía otro orgasmo preparado. "Me correré pronto", gruñí. "Yo también", dijo ella. ¿Adónde debería ir? ¿Sabes? Me rodeó el culo con las piernas, empujándome más adentro, mirándome con un gesto de complicidad. La follé más fuerte. "Qué bueno, qué bueno, joder, joder", repetí. "Dios, qué grande, joder, sigue jodiéndome, sigue jodiéndome, voy a, voy a..." "¡Me corro!" "¡MIERDA, MIERDA, FUUUUUUUUUUUUUCK!" "¡SANTA MIERDA, ME VOY A CORRER!" Ella se retorció y se abalanzó, embistiendo contra mí mientras otro orgasmo violento la desgarraba, apretándome tan fuerte que no pude evitar correrme dentro de ella. Fue el orgasmo más largo y potente que jamás había tenido, tan potente que temí desmayarme, pero cuando recuperé el sentido y aún seguíamos sacudiéndonos y flexionándonos, me sentí más satisfecho que nunca. Jadeando y sin aliento, me retiré de ella, escuchando cómo mi polla se deslizaba con un sonido húmedo y penetrante. Bajé la vista y vi cómo un torrente de mi semen caía de sus labios vaginales, rodando sobre mi espalda, a su lado. "Guau", dije. —Sí, guau —dijo ella, mirando al techo conmigo. "Así que eso pasó", dije. "Sí", respondió ella. —Si quieres, puedo firmarte ese formulario. Si aún necesitas ir a tu fiesta —dije. Kaitlyn lo pensó. "Solo quería ir a por una buena polla, y como la tengo aquí, probablemente pueda saltarme la fiesta de mierda de Addison". —Entonces, ¿eso significa que te apetece una tutoría? —pregunté, medio en broma, medio en serio. Kaitlyn seguía mirando al techo y dijo: "Si eso significa que podemos follar un poco más, sí, estoy totalmente dispuesta. Supongo que no quiero suspender ninguna asignatura este año, y si eso significa conseguir esa polla, lo consideraría una situación en la que todos ganan". "Genial", dije. Kaitlyn se levantó de la cama con pies temblorosos. "Creo que me voy a duchar, ¿y luego qué tal si seguimos con la tutoría?" "Genial", repetí sin apartar la vista del techo. Entró en mi baño y, un momento después, oí correr el agua de la ducha. Mirando al techo vacío, me quedé absorto en mis pensamientos, sonriendo como un idiota e intentando descifrar qué había pasado. No me malinterpretes, era completamente consciente de que acababa de follar con Kaitlyn Pruitt y hacer que se corriera dos veces, pero lo que eso significaba a partir de ahora era una incógnita. Había muchas posibilidades de que volviera a ser la misma zorra que conocía, o peor aún, que encontrara la manera de usar esto en mi contra, convertir el último año en un infierno, pero, no me preguntes por qué, estaba seguro de que no iba a hacer eso. Cuando la miraba a los ojos durante y después del sexo, podía ver mucho de la persona medianamente decente que solía conocer. No soñaba con poder cambiarla, o convertirla en una mejor persona de lo que era, pero al menos, estaría bien volver a tenerla como amiga. Curiosa y sintiéndome finalmente capaz de moverme, me di la vuelta y cogí mi teléfono del suelo. Lo recogí, abrí la pantalla y revisé las fotos que Kaitlyn había tomado, guardadas en una carpeta que llamaba "RECUERDOS DEL ÚLTIMO AÑO". Allí estaba, desnuda y gloriosa, tomando mi polla con la cámara mirando hacia abajo y mostrándolo todo con gran detalle. Al levantar la vista, tenía la sonrisa más bonita y genuina que jamás le había visto, y sabiendo que era yo quien la hacía sonreír así, y de lo que eran capaces esos labios, ¡cómo no!, pero se me estaba poniendo duro otra vez. Me levanté de la cama y fui al dormitorio, abriendo la puerta. A través del cristal empañado de la ducha, pude ver el cuerpo desnudo de Kaitlyn, con el agua deslizándose por cada centímetro de su cuerpo. Por si eso no fuera suficiente, su giro y su presión contra el cristal, su llamado, lo eran. Mientras caminaba hacia la ducha, estaba bastante seguro de que estaba empezando a esperar con ansias lo que el último año tenía para ofrecer. °°° Había oído decir que después de perder la virginidad, el mundo entero te parece diferente. Se supone que hay una vitalidad en tus pasos, una energía completamente nueva que no puedes explicar, una hermosa sensación de saber que el mundo no es tan malo si es posible conocer ese tipo de placer. Durante el fin de semana posterior a nuestra primera experiencia s****l con Kaitlyn, conocí esa sensación a la perfección. Estaba en la cima del mundo, y parecía que ni Dios mismo podría haberme derribado de esa posición. Esa sensación duró hasta más o menos el lunes, cuando fue reemplazada por una paranoia terrible. He tenido compañeros de clase presionándome toda la vida, así que sé lo que es que la gente se ría disimuladamente y se enfade conmigo. Solo hace falta un año huyendo del cabrón furioso de Regan Hills, el matón épico y rey de la escuela porque es Kyle Bowman, un maldito jugador estrella de fútbol americano, para que te crezcan ojos en la nuca. Así fue como empecé a verlos por todas partes. Chicas. Observándome. Observándome desde lejos. Chicas que se desvivían por ignorarme hace apenas unos días, mirándome, sonriendo, algunas creo que incluso lamiéndose los labios. Algunas de las chicas más guapas del instituto, chicas populares, chicas de cuyos círculos sociales yo estaba prácticamente a mil por hora. Probablemente le estaba dando demasiadas vueltas, probablemente dándole demasiadas vueltas, pero era difícil ignorar las palabras de Kaitlyn. "Regan Hills High es prácticamente el centro de las putas". ¿Les contó Kaitlyn? ¿Les contó a sus amigas lo que habíamos hecho y, bueno, lo de mi polla? O sea, follamos casi cuatro veces ese día (e incluso conseguimos que nos dieran clases particulares, créanlo o no), seguro que presumió un poco, pero juraría que se lo guardaría para sí misma, que se había acostado con un nerd como yo. Dios sabe que yo lo había ocultado. Después de todo, nadie me creería. Además, no tenía prácticamente a nadie a quien contárselo, así que no me creerían; eso también era un problema. ¿O simplemente lo intuían, como leones al acecho? ¿Hay algo en mí, algo que podían oler, que indica que tuve sexo y que tenía una polla enorme? No, no, tenía que ser Kaitlyn. Al principio era simplemente raro, como cuando Brianna Roth soltó su bolígrafo y me pidió que lo recogiera, dándome la vista perfecta bajo su falda mientras se separaba un poco las piernas, o un grupo de animadoras mirándome y riéndose al cruzarnos en los pasillos. Cuando pasaban estas cosas, pensé que me estaba volviendo loca. Sin embargo, cuando Haley Campbell me rozó la polla "sin querer" al pasar durante la clase de educación física, y cuando Rose Ferris hizo exactamente lo mismo "sin querer" en la fila del comedor escolar, supe que no era solo paranoia, y que algo estaba pasando. Normalmente pensarías: "Soy un adolescente estadounidense de pura cepa, debería estar enganchado a esto", pero no era así. Todavía intentaba entender qué significaba tener sexo con Kaitlyn, y tener a todas esas chicas mirándome como si fuera un pedazo de carne era, bueno, raro. No debería haberme asustado, pero en cierto modo lo estaba. Asustado y emocionado, sin duda, pero confundido incluso en la emoción. Necesitaba una vía de escape, un lugar donde ponerme en orden. Normalmente, eso significaba ir a almorzar a la habitación de la Sra. Lynn, pero no estaba cuando fui a buscarla. Buscando un lugar donde ninguna chica popular pudiera encontrarme, fui al único lugar que sabía que podría encontrar una vía de escape. La biblioteca. Salvo por Marie, la linda y rubia auxiliar de biblioteca, que me observaba de vez en cuando a través de sus gafas de pasta, pero por lo demás me dejaba tranquila, estaba sola en mi rincón tranquilo. Lo suficientemente sola como para sacar mi teléfono, ignorando la regla de "Prohibido el uso de teléfonos" de la biblioteca, y escribirle a Kaitlyn. Yo: ¿Le has contado a alguien lo que pasó? Kaitlyn: ¿Qué? ¿Que me estás dando clases particulares? El emoji que me envió fue uno de pura inocencia, que me dijo todo lo que necesitaba saber. Yo: ¿Por qué lo dijiste? Kaitlyn: ¿Por qué no? Te dije que tienes un don que debes compartir con el mundo. Solo estoy contribuyendo a que así sea. Kaitlyn: ¿Por qué? ¿Crees que tenemos algo especial? ¿Que quería tenerte solo para mí o algo así? Sinceramente, nunca había pensado en cómo nos llamaría. Sabía que no estábamos juntos ni nada, pero más allá de eso, no me había parado a pensar en cómo éramos. De vez en cuando, teniendo sexo guarro y de puta madre, pero ¿qué más? Yo: No sé qué pensar. Kaitlyn: Bueno, por mi parte, no busco novio ahora mismo, pero con sexo estable me conformo. Tú y yo follamos cuando podemos, y soy feliz, pero la verdad es que tienes que salir más. Ver qué hay en la escuela. Algunos amigos míos también quieren saberlo. Yo: Entonces, ¿qué? ¿Eres como mi proxeneta? Kaitlyn: Proxeneta significaría que me pagaron. ¿Lo llamarías casi una amiga con derechos? ¿Uno de esos derechos es que también te ayudo a acostarte con otras chicas? Yo: Esto es jodidamente raro, lo sabes, ¿verdad? Kaitlyn: Lo sé, ¿no es genial? Kaitlyn: Además, cuéntaselo a alguien. Los secretos no son tan divertidos a menos que alguien más los sepa.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR