Capítulo 5 Humano

1998 Palabras
Atina Desde que salimos de la Manada del sur y llegamos a este bosque todo parecía ir de maravilla, Gabriel consiguió trabajo en un una tienda por la mañana y por las noches era repartidor de pizza. —Aaaatiiiinaaa—me llamaba Lea, me escondía de ella, la había echo enojar, por que me comí su paleta. —No te haré daño, solamente de cortaré la cabeza, ni siquiera lo vas a sentir. —en estos tres años Lea era la que más había cambiado. Entrenaba con Gladis por la noche y estudiábamos por las mañanas como humanas normales, Gladis era cruel con ella, no tenía piedad. —Aquí estoy — salí de mi escondite y me enfrente. —Ahora ¿dime? ¿Cómo quieres morir? —bueno si me lo pones así, me gustaría morir en los brazos de mi amado mate. Comenzamos a reír por nuestras ocurrencias, de un momento a otro ella estaba seria — ¡corre! — me dijo mi loba, y comencé a correr fuera de la casa. —sabes que no puedes huir de mi — grito en el marco de la puerta, corrí adentrando me más al bosque llegando al límite. Y ahí lo vi a mi mate, tendría ¿Qué? Unos 16 años, mi loba gritaba mate quería correr y abrazarlo, pero no me lo permití no por el echo que solo tenia ocho años, si no por que era un vampiro. El me miraba con curiosidad, me escaneaba de pies a cabeza como si buscara algo malo en mi, sus ojos se volvieron violetas y me sonrió. Lo vi acercarse y no sabía si huir o quedarme, claro hice lo segundo me quede ahí esperando. —Hola ¿Cómo te llamas? —me pregunto estando frente a mi. —Atina — mi voz aun era el de una niña, Lea decía que tenía una voz muy chillona. —lindo nombre igual la que lo porta — el estaba coqueteando con migo no lo culpo yo era irresistible a pesar de mi edad. —¿tu como te llamas? — Marcus, ¿Qué haces sola en el bosque? —me pregunto fruncido el ceño. —juego con mi amiga — miro dentro del bosque buscando a dicha amiga, luego miro mis ojos. —¿Dónde esta ella? —la deje comiendo tierra, soy más rápida que ella —me sentí orgullosa mientras le sonreía. —¿te puedo volver a ver? — entre cerré mis ojos buscando algún peligro en el y luego le sonreía. —a la misma hora mañana — el me sonrió y miro el reloj en su mano —te veo mañana a las cuatro —Luego lo perdí de vista, los vampiros corrían igual que los lobos de rápido. Camine hacia la casa muy feliz por ver encontrado a mi mate— ¿El lo sabe?, ¡Oh! Tendría que preguntarle mañana —le dije a mi loba que no cabía de la emoción. —vamos al pueblo —dijo mi loba cuando nos acercábamos a la casa —¿a que? —quieres seguir viviendo —ya entiendo —seguí el sendero que me sacaría del bosque camine hasta nuestra tienda favorita, compre las paletas favoritas de Lea para volver a casa. —¿Qué haces fuera de casa? —cerré los ojos ya que conocía esa voz, con los ojos cerrados di la vuelta y abrí un ojo era Gabriel quien me miraba con cara de que al llegar a la casa estaría muerta. —Tenia un pequeño antojo —miro la hielera en mi mano y la abrió —¿pequeño? —su rostro cambiaba de enojado a sorprendido —Atina ¿de donde sácate el dinero? —bueno veras… me lo encontré —¿!Atina!? —lo encontré… en la cocina —mi paciencia Atina… — tomo de su cabeza y respiró hondo. —en una gaveta… —¡Aaaatiiinaaa! — grito y salí corriendo con una gran sonrisa. —¿sabes que no puedes huir de mi? De tal tío tal sobrina, y de tal sobrina tal tío, entre a la casa cansada y riendo —¿Cómo quieres morir? — pegue un grito del susto, Lea estaba parada en medio de la sala. —¿me has esperado todo este tiempo? — la vi con las manos cruzadas apoyándose en un pie. —si — dijo muy seria —¿como crees que te voy a estar esperando? —no le dio importancia y se acercó a mi —te vi por la ventana ¿de cuales traes? —tomo la hielera y la abrió —por hoy te perdona la vida. —De todas maneras estaremos muertas — tomamos una paleta y nos sentamos en las gradas que estaban en la entrada. —¿lo sabe? —así es —bueno entonces solo hay que esperar — Gabriel estaba frente a nosotras esperando a que terminaremos las paletas. —Mocosas rateras —dijo posicionándose en modo de ataque, Lea se puso de pie, terminando su paleta tiro el palillo a la basura. —Fue Atina, pero ya que es mi Alfa la tengo que proteger —era una traidora que amaba —¡oye! —grite ofendida —además mírala, no está en forma. —ok me has ofendido — me puse de pie y comenzamos atacar a Gabriel. —ya estas viejo tío, no puedes con dos niñas de ocho años — estaba en el suela, creo que era la quinta vez. —solo me has tomado desprevenido. —volvió atacar esta vez me mando a volar, choque con un árbol sintiendo como se me rompían los huesos —siempre alerta — Lea callo encima de los basureros. Mientras mis huesos volvían a su lugar Lea esta muerta de la risa —creo que me rompiste una costilla — dijo ella poniéndose de pie. Nos volvimos a posicionar al igual que Gabriel, pero de repente el callo en el suelo se retorcía de dolor. —¡Lea para! —le dije pensando que era ella. —Eso es trampa —a veces Lea usaba de su magia. —¡Tío! ¿Qué tienes? — Ella corrió asta el y me di cuenta que no era ella —¿!tío? —grito asustada, Gabriel comenzó a echar sangre por la boca mientras se retorcía de dolor. —Llamare a Gladis — dije ayudándola a ponerlo de lado. —No — tomo de mi mano y cerró los ojos para decir unas frases, de un segundo para otro caímos en una mesa, Lea calló en el suelo y comenzó a convulsionar, yo caí sobre Teddy quien tenía un pan en la mano y una cara de sorpresa. —¿Qué esta pasando aquí? — pregunto Gladis entrando a lo que era su sala. —Gladis, algo le pasa a Gabriel. — dije entre llanto, ella corrió a lo tomó de la cara. —lleva a Lea a la habitación cero —Gladis desapareció con Gabriel y yo corrí detrás de Teddy, entramos al sótano donde tenía una puerta que nos llevó a un cuarto secreto Cuando Lea sufría algún lesión por los entrenamientos, Gladis la traía aquí. Al entrar Gabriel estaba en una cama Gladis lo comenzó amarrar de los pies y las manos. —¿Qué esta pasando? — pregunte muy asustada y no podía dejar de llorar. —llevártela — grito ella y Teddy me tomó como trapa sacándome de ahí. Pasaron horas y no sabía que estaba pasando al ser un cuarto mágico no podía escuchar nada y tampoco podía oler nada; no podía ni oler a Lea. Teddy daba vuelta de un lado para otro, tomaba asiento en un sillón luego estaba por la ventada, comencé a seguirlo, caminando de un lado para otro, salir a tomar aire, sentarnos en el comedor, quedarnos dormidos en el sillón, habían pasado tres días Teddy tenia unas ojeras grande había asta bajado de peso. —Teddy — lo llame, el me miró y no pude evitar llorar —¿el esta muerto? — corrió y me abrazo. —no, princesa — la puerta del sótano fue abierta. —Lea — corrí y la abracé ella acepto mi abrazo y caímos en el suelo llorando. —tuve mucho miedo, creí que te había perdido. —por favor tomen asiento, necesitamos hablar — Gladis estaba peor que Teddy, estaba demacrada, su rostro estaba pálido sus ojos rojos y el pelo sin brillo y con canas. —Cariño, ¿estas bien? — de su nariz comenzó a salir sangre. —estoy bien no es nada— limpio su sangre y se sentó en el sillón —¿Gabriel? — pregunte con mis labios temblorosos. —Esta vivo, gracias a la Diosa Hécate. —¿Qué le paso? — Lea había perdido su vos a penas se logró escuchar. —Lea tu tío perdió a su mate, ese dolor que sintió es por que su otra mitad está muerta. — conocíamos la historia de Gabriel, el jamás rechazo a Rosita, solo no la acepto como mate para protegerla —aunque no estuvieran juntos el lazo aun estaba, eso casi le quita la vida a tu tío. —¿Cómo lo salvaste? — no conocía ni una sola persona que estuviera viva después de perder a su mate, solo un Alfa podía soportar ese dolor, y Gabriel no era un Alfa —Atina hay un ritual que se ha usado en casos extremos, que sólo las brujas conocemos —tenía claro que Gladis era una de las bruja más poderosas —este ritual separamos al lobo del humano, así el lobo busca a su pareja eterna y el humano sobrevive. —¿separar al lobo del humano? —preguntamos muy confundidas —Gabriel ahora es humano, tenía dos opciones dejarlo morir o salvarle la vida. —tomaste la mejor opción —dijo Lea poniéndose de pie caminando hacia la puerta. La sala quedó en silencio y podía sentir el dolor de Lea, — tienes que volver a la casa, tus poderes se pueden salir de control al no tener tu pulsera — Lea miró su muñeca —cuando te trasportaste la rompiste, fue muy peligroso lo que hiciste, pero gracias a eso le salvaste la vida a Ga. —¿Qué pasará con mi tío? —pregunto ella —ahora tendrá que recuperarse y ya que es un humano le costará un poco, pero estará bien. Teddy nos llevó a casa, después de tres días el lugar está echo un asco, ya que la hielera quedó abierta las paletas estaban totalmente derretidas la comida que había preparado Lea estaba arruinada, la casa apestaba a animal muerto. —¡oh! Por la Diosa Lea ve date un baño — dije tapando mi nariz, quería hacerla sonreír. Ella uso su magia y la casa quedó como si nada se tiro en el sillón para quedarse dormida. —¡por la Diosa! Lo olvide —¿El que olvidaste? —la cita con mi mate —¿eso era una cita? —para mi sí —Atina esto es más importante —lo sé Me acosté a los pies de Lea cobijándonos para así poder descansar, no había dormido bien en estos días y saber que ellos estaban bien me devolvía la vida. Estos años todo había sido tranquilo pero en algún momento se tenía que acabar. Mire la casa que había construido de apoco Gabriel, este era nuestro hogar estaba llenas de fotos de los últimos tres años, del primer día de kínder y de la graduación, de la vez que perdí mis dientes y de cuando Lea se quebró el brazo. Gabriel era como un padre aunque no le tenía respeto pero lo apreciaba mucho. —será un largo camino— pensé en como iba a reaccionar después de saber que la persona que amaba ya no estaba y que ahora era un humano.
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