Retorno familiar

1624 Palabras
—Si yo fuera tú, no iba —comenta Mona endulzando su café. —Llevo tres años sin verlos, dos días en la ciudad y no he ido a casa y hoy llega mi prometido al que todavía no conocen...tengo que ir —resumo la situación para ella —. No puedo dilatarlo más. Es ir, cenar, pasar el momento incómodo y volver a mi casa con Oscar para meternos en la cama a recuperar el tiempo perdido. —¡Que aburrimiento de plan! —se mofa haciendo un mohín —. Pero bueno, ya me contarás. —¿No vas a venir conmigo? —si no estuviera bebiendo abriría la boca entera. —Lara, sabes que no me mezclo con la familia nunca. Es demasiada presunción para mi. Mucha gente hipócrita en una misma habitación —lo dice con aire ausente y acabo riendo por la verdad que cuenta de forma tan sarcástica —. No sé que parte de no sé como vas a ir, no entendiste. Mona y yo somos amigas de siempre, criadas juntas y bajo las mismas normas sociales. Pertenecemos a familias poderosas que todas se piden la cabeza entre ellas pero en el fondo fingen ser amigos. La comunión social es muy importante en nuestro mundo. Con Fernando no pasa diferente. Éramos la pareja ideal, la obligación de ambas familias hasta que algo cambió y en ninguno de los dos lados nos querían juntos. Yo en ese entonces ya estaba embarazada y nos casamos en secreto, no tenían más opciones que aceptarlo y los dos impusimos que así fuera; pero luego pasó lo que pasó y en fin, que aquí estoy tres años después sin haber vuelto a ver a nadie desde entonces y evitando que conozcan a Rodrigo. —Si voy es por tí y para ver a Laden. Hace meses no le veo —le tomo las manos por encima de la encimera y agradezco con un apretón —. Después de todo, siempre me divierto sacando los colores de todos con mis atuendos. Me río porque la conozco mucho. Ella y mi hermana pequeña son muy unidas. La suerte es que a pesar de los lazos que las unen, Mona es mi mejor amiga y sabe guardar respeto a lo que dispongo y todos y cada uno de mis secretos. El teléfono suena y miro enseguida "Fernando ". Desvío la llamada al buzón de voz y sigo adelante con mi reunión con Mona. Necesito un poco de tiempo más para convencerla del todo y apelar a su educación para tratar con mi prometido, sé que no lo soporta y él tampoco es ajeno a eso. Nada más llegar la noche estoy lista y en el coche que mi madre ha enviado para mi. Dejo el pelo crespo al natural, suelto por toda mi espalda y cobrizo...se ve salvaje como me siento yo. No sé por qué. Un clásico vestido beige sin mangas pero sin grandes detalles tampoco, y tacones a juego. Ni siquiera llevo el bolso. Solo quiero salir de allí en cuanto tenga oportunidad. Escaparme. Recogemos a mi amiga y enseguida estamos entrando en la mansión Gloves. "Parece las Vegas de tantas malditas luces que hay por todas partes". Esa es la primera frase de Mona para quejarse. Yo solo me río y pienso en lo feliz que fui aquí la época en que nos conocimos...pero luego, todo se fue al demonio. Pero cuando entramos las cosas van a peor. —¡Hola cielo, por fin!¡Cuánto tiempo! —mi madre acerca sus mejillas a cada lado de mi rostro fingiendo que nos besamos cuando en realidad los besos son lanzados al aire. ¡Que farsa! —Hola, mamá. La frialdad posterior con la que me saluda mi padre que emula muy bien con la de mi madre, queda empañada por el reflejo de Fernando, sus padres y su actual prometida al final del salón, justo al costado del sofá favorito de mi abuelo. Y a todo esto sumarle la presencia del nuevo novio de mamá al que no conocía y que he descubierto que tiene una hija con la que no contaba. Mi abuelo ni siquiera quiso bajar a verme y los demás me miran como depredadores. El más simpático sospechosamente es, Mitchell, el novio de mi madre que sonríe mucho para mi gusto pero intenta amenizar. No me lo puedo creer. Hasta estas cosas llega mi familia. La crueldad de todos ellos es legendaria pero hacer esto el día de mi regreso, tres años después de estar sin verme, es pasarse de varias rayas a la vez. Y lo más sorprendente es ver la cara de angustia de papá. Lo noto extraño. Me recompongo y reparto falsos saludos hasta que llego a él, que me deja sin habla cuando me toma de la muñeca al dejar a su novia alucinando y tira de mi sin que pueda decir nada al tiempo que una conocida voz irrumpe en la bizarra escena justo cuando casi salimos del salón: —¡Amore! —me quedo inmóvil y tiro de mi mano para darme la vuelta soltandome de Fernando —. He llegado a tiempo por lo que veo. No logro relacionar el doble sentido en las palabras de mi futuro marido porque él no conoce a Fernando más que por su nombre pero ignoro todo y me lanzo a sus brazos que me reciben cálidos como siempre y me besa apasionadamente delante de toda mi familia que aplaude, no sé por qué. Rápidamente miro en derredor y Mona rueda los ojos mientras se empina una copa de vino en tanto los demás se unen al papel de mis progenitores. Esto es una locura. —¿ Ya estabas aquí? —cuestiono cuando noto que bajaba del piso de arriba. —Quise pasar antes para conocer a tus padres. ¿No te pareció bien? Estoy desconcertada pero no me importa. Él es así, además de alto y guapo, es un caballero y tiene detalles como este, de venir a conocer a mis padres para evitarme el momento incómodo a mi. Aunque no sé cómo le habrá ido solo. Esta familia es peculiar. —Te he echado tanto de menos —murmura y me besa nuevamente. —Ya está bien, cariño —me separo un poco, no se ve bien tanta muestra de cariño en público y menos en este público. Le presento a mi ex y su prometida y sinceramente esperaba alguna reacción posesiva de su parte pero Oscar es muy sano y no es el tipo de hombre que pierde la razón en asuntos de celos. Mientras más tiempo pasa más ganas de largarme tengo y es todo tan ensayado que me resulta insoportable. En algún momento veo a Mona ir hacia la cocina y cuando regresa lo hace del brazo de mi hermano Louis y mi hermana Laden, y se viene la siguiente ronda de saludos. Total, que luego pasamos al jardín y el retorno a la familia se hace más llevadero al ver lo bien que ha congeniado Oscar con mi padre, y la posibilidad de tomarme una copa con Laden. Aunque no esperaba ciertas confesiones de su parte... —¿Cómo no me dijiste que Fernando era el futuro yerno del novio de mamá? —mascullo en el oído de mi hermana Laden. —Pensé que lo sabías. Todo el mundo sabe que están trabajando juntos, Lara —ella se defiende susurrando —. Él estuvo cinco meses buscándote. Luego supo que habías enviado un mensaje para que no te buscaran más y se decepcionó. Mamá conoció a Mitchell y él vino con la hija huérfana y los millones en la cuenta corriente y se la encasquetaron a Fernando un día de verano en el que ella amaneció en su cama. Y te prometo que estaban bastante bien pero llegaste tú y él se ha ido de casa. Lleva dos noches en un hotel. Abro los ojos ante el aluvión de información. De pronto siento unos ojos sobre mi y, sin que pueda negarlo instintivamente busco a Fernando y le encuentro mirándome. Bebe su copa y me indica con un gesto de la cabeza que le siga al cuarto privado de la piscina de la casa de mis padres que ahora es de mi madre y niego. —Yo nunca le mandé ningún mensaje, Laden —respondo a mi hermana sin dejar de mirar a mi ex. —Yo misma lo vi, Lara —sostiene y abro los ojos para Fernando que repite la acción y se encamina a la piscina —. Era tu letra y decías qué habías dado a luz y regalado el bebé para no pensar en él. Yo misma te odié por mucho tiempo. Yo podía haberlo cuidado. —Eso es mentira —alzo la voz y de repente siento que tengo la necesidad de defenderme por algo que no he hecho —. Mi hijo murió ese día y si me creyeron capaz de lo contrario ustedes nunca me conocieron. Ella intenta tomarme la mano cuando salgo a toda leche por el costado del jardín directo a la casita de la piscina y restregarle a mi ex que si no pensaba que era un imbécil, ahora lo creo un cretino por pensar algo tan macabro de mi. Pero la cosa de tuerce cuando me ponen una mano en la boca y de pronto soy llevada en volandas y silenciada, no tengo idea de por quien o a dónde y lo peor es que en esta parte del jardín nadie puede ayudarme porque no me ven desde donde están todos. Ni siquiera Fernando que debe estar esperándome en la piscina. Nunca debí volver a la mansión Gloves...
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