Alex se queda anonadado en cuanto me escucha, da dos pasos atrás sin poder creer lo que salió de mi boca. Se pasa la mano por el pelo, lo cual me parece muy sexi y se aleja un poco de mí. —¿Me estás hablando en serio? Me lo dices así, como si nada. —Sí, Alex, te lo dije, apenas pueda irá a contárselo a David y se acabó para ambos y no me lo has dicho, pero sé que necesitas, ahora más que nunca, estar con David, es decir, ser su socio —él frunce el ceño. —¿De qué estás hablando? —De tus problemas económicos —le contesto. —No tengo problemas económicos, solo no me están saliendo… las cosas bien. En todo caso, no me importa. Hay que matarla —yo sonrío anchamente y me acerco a él. Paso mis manos por su cuello y lo atraigo más a mí. —¿No quieres cogerme justo ahora? —susurro sobre s

