Me despierto con un dolor insoportable en mis brazos y muslos. Abro los ojos y veo que alguien me ha curado. Me levanto con dificultad y noto que estoy en casa de Mark, más precisamente en su habitación. Estoy en una buena posición para saberlo ya que soy yo quien limpia este cuarto. Entro al baño y dejo escapar un grito de horror cuando me veo en el espejo. Tengo el pelo desordenado, mi ropa está llena de sangre y estoy tan sucia como... la suciedad misma. Regreso al dormitorio y salto cuando veo a Mark.
—M.... Mark. — Se da la vuelta y me mira con una mirada preocupada.
—¿Estás bien? — preguntó, frunciendo el ceño,
— Uh... bueno, solo me duele un poco, pero eso es todo. — Va a su armario y me trae una de sus camisetas con pantalones cortos.
—Ve a darte una ducha, luego te volveré a p
