—¡Corre! —grito mientras salgo escopeteado hacia la casa. —Aaah, mierda —exclama Christopher. Saco las llaves del bolsillo mientras oigo a los patos rabiosos cada vez más cerca. Miro el llavero atestado de llaves y digo: —No, no, no. —¿Qué pasa? —grita Christopher mientras me alcanza. —No sé qué llave es. —¿Cómo que no sabes qué llave es, joder? —exclama. —El coche. Ve corriendo al coche. Nos abalanzamos sobre el vehículo, entramos rapido y cerramos las puertas con brusquedad. Los patos graznan mientras nos rodean. —No exagerabas. —Christopher jadea con una mano en el pecho. Mira a nuestros agresores y dice—: ¿Y ahora qué hacemos? Arranco el motor y digo: —Salir pitando. * Almorzamos, bebemos cerveza y trazamos un plan. Dos horas después, volvemos al caminito de entrada. Echo

