Del otro lado del salón de eventos, Aitana tomaba un sorbo de su bebida, antes de volver la vista al hombre que seguía de pie frente a ella. — ¿Quién es usted? Digo, no es bien visto que se acerque así, como si nada y hablarle a una completa desconocida, tengo esposo, aunque al parecer ya le conoce. A usted no le conozco, Sr. LeBlanc. —peguntó una curiosa Aitana, y aunque no expresaba mucho con su rostro ni su mirada, realmente deseaba saber quién era ese apuesto hombre. Ni el miedo, ni Jordi, ni nada parecía atrapar tanto su atención como ese hombre de cabello oscuro y piel blanca, su aspecto le hacía ver como un gran hombre de poder, y la manera de hablar y expresarse, era de alguien que no tenía miedo a nadie ni nada, pues sonaba muy convinc

