Me miro frente al espejo y sonrió, me veo preciosa, realmente Irina y Katia son totalmente opuestas. Este reflejo que me da el espejo, es el de una mujer joven, hermosa, bien cuidada y muy refinada.
He decidido usar un hermoso vestido n***o con encaje, la prenda se ajusta perfectamente a mi piel, zapatos de tacón dorado, una hermosa bolsa dorada a juego, joyas doradas, un hermoso reloj, todo perfecto, una maquillaje hermoso, ojos realzados e impactantes como me ha enseñado Ellen que debo usar, ojos llamativos, boca muy sencilla, así que solo aplico un brillo labial. Mi cabello largo, espeso y bonito, está suelto, cayendo como una cortina sedosa, impactante y brillosa. Me encanta mi cabello.
Realmente me siento satisfecha con mi apariencia.
—Te has vuelto muy bonita — le digo a mi reflejo y sonrío. Tomó mi bolso y bajo al recibidor, dónde el maestro me está esperando.
—Estás preciosa— me dice, recorriendome con la mirada.
—Muchas gracias, Maestro.
—Queria decirte que ya he preparado todo para mañana, las compras están hechas, la comida preparada encargada, todo listo.
—Estoy muy agradecida — le digo sonriendo cuándo él termina de hablar — ha solucionado todo muy pronto.
—Como te prometí que haría, así que ya no debes preocuparte por nada. Ahora, vamos al café, hoy particularmente tengo hambre, no alcancé a comer bien en el almuerzo, para hoy todo parece ser perfecto; un lindo lugar, buena comida y excelente compañía— sonrío ampliamente.
—Lo mismo podría decir.
—¿Vamos?— me pregunta sonriendo y tendiendo su mano hacia mi, la tomo y le devuelvo la sonrisa.
—Vamos.
El lugar estaba exactamente igual, era obvio que lo estaría, había transcurrido muy poco tiempo desde que estuve allí. Un golpe de tristeza me cubrió el pecho, sentí que tenía deseos de llorar, pero me lo negué.
“No Irina, no vas a llorar”
Me reprendió a mí misma.
—¿Estás bien?— me preguntó el maestro, quién me tomó de la cintura, me gire para encontrarme con sus ojos llenos de preocupación.
—Estoy bien— digo dulcemente — nada de qué preocuparse.— después de asegurarle que todo estaba bien, caminamos hacia la entrada del lugar, me encuentro de frente con el mismo hombre de la vez pasada, no puedo evitar mirarlo fijamente, elevando una de mis cejas con desprecio.
—Muy buenas noches, bienvenidos a Jorge's Café, es un gusto tenerles aquí — sonríe de manera ámplia y crece mi desprecio, bien escuché decir una vez; “Cuanto tienes, cuánto vales” el desmedido interés, la enorme sonrisa con la que el hombre me miraba está vez, no era nada comparable con las despreciables palabras que me dijo en el pasado.
“Traes tan mala pinta que alejarás a los clientes, seguro estarás pensando en robar, vamos, vamos márchate. Vienes toda sucia, no hueles nada bien. En este lugar no hay nada para ti”
Sus palabras me abofetearon con fuerza, sí, se bien que no tenía con que pagar una comida, que estaba mal vestida y todo lo que él había dicho, y entendía que fuesen políticas del lugar, no dar alimentos a los vagabundos, pero, ¿por qué ser tan duro con una niña?, Una niña que lloraba y literalmente suplicaba porque estaba muriendo de hambre.
—He vuelto— le digo mirándolo fijamente a los ojos.
—Es un placer volver a recibirla, señorita— dijo sonriendo.
—Que ironía — sonrío— recuerdo que hasta un trozo de pan me negaste.
—¿Qué?— el hombre ha perdido todo el color de su rostro— Yo. . . no, señorita, es imposible, debe haber algún error— sus ojos nerviosos viajan desde mis ojos a la fría mirada del maestro, que se mantiene en silencio.
—Por supuesto que no hay ningún error, tengo buena memoria y Jamás olvidaré tu rostro— le digo— claro, ahora no me veo como lo hacía antes, ahora sí estoy bien vestida, no muero de haber y tengo dinero para pagar cualquier cosa que desees comer, está vez no quiero solo un trozo de pan.
—Señorita yo. . . no lo entiendo pero, me disculpo, le ofrezco una sincera disculpa, le ruego que olvide mi ofensa, está vez los entenderé personalmente y yo. . .
—Esa idea me agrada— sonrío — entremos Dominik, tengo hambre — sonrió con dulzura y el me devuelve el gesto. El nervioso hombre nos guía por el lugar, hacía el interior, está vez no a un ala, no a la terraza, está vez logro entrar al lugar, era realmente precioso, lleno de lujos, todo estaba exquisitamente decorado, el hombre nos dirige a una elegante mesa donde nos entrega el menú.
—Traenos dos copas del mejor vino tinto — dice el maestro— mientras decidimos qué comer.
—Por supuesto, señor— el hombre hace una leve inclinación de su cabeza, hacía mi, antes de marcharse.
—Esta bastante nervioso— dice el maestro, divertido.
—Creo que lo he intimidado— sonrío— la verdad necesitaba crearme otra imagen de este lugar, de esa manera podré borrar la primera, o no del todo— digo y me encojo de hombros — ya veremos. No sé que elegir— le digo después de un minuto en silencio observando la carta— Quisiera una pasta— sonrío— ¿Debería comer otra cosa?— preguntó sonriendo.
—Deberías comer lo que desees— el hombre llegó con las copas con vino tinto, se mostró solícito y educado, termine eligiendo pasta, y el maestro decidió acompañarme en mi decisión— un buen día para romper la dieta— me dice riendo— para compensar la falta en el almuerzo— comemos en medio de una ligera conversación sobre los planes del día siguiente, la hora y todo lo pertinente, el hombre nos observaba desde lejos bastante preocupado, el maestro me cuenta que Jorge, el dueño, es amigo suyo, habían coincidido algunos años atrás y habían construido una maravillosa amistad, pero que lamentablemente muy poco estaba en el país, siempre estaba viajando y descubriendo cosas nuevas para agregar a sus múltiples negocios.
Cuando terminamos la comida, nuestra segunda copa de vino iba a la mitad, mire confundida al hombre que llegó hasta nosotros y depositó en la mesa, dos platos con dos hermosos postres.
—No pedimos postres— le digo rápidamente.
—Cortesía de la casa, señorita— dice nervioso.
—Que ironías— sonrío ampliamente— cuando pedí algo, me lo negaron, hoy que tengo como pagar, me traen cortesías a la mesa. ¡Esto sí que es impresionante!
—Nuevamente le ofrezco disculpas señorita, no quise ofenderla y la verdad me siento muy avergonzado de mi comportamiento.
—Le disculparé— digo seriamente.
—Se lo agradezco m. . .
—Con una condición— le interrumpo, el hombre me mira en silencio, asustado.
—S. . . Sí, claro. . .
—Es muy duro estar allá afuera, es muy duro tener hambre y frío— los ojos del hombre se abren y me mira fijamente — entiendo que no puedas dejar ingresar aquí a alguien que pide alimentos — iba a hablar, entonces elevé mi mano para que guardara silencio — si alguien más se acerca pidiendo de comer, jamás le niegues alimento, no sabes si está al borde de tomar una desesperada decisión, por el contrario, pídele que espere fuera y preparen algo para darle, dejaré mis datos y podrás contactarme, yo pagaré lo que coman— digo firme, segura de que el maestro jamás me negaría dinero para pagar el alimento de alguien más, no cuando él lo hizo conmigo— ¿De acuerdo?— preguntó seria.
—Por supuesto, señorita, lo siento— dice con el rostro enrojecido, realmente está avergonzado. Entonces le sonrió con dulzura.
—Muchas gracias— digo amablemente — ahora comeré mi postre, pero pagaremos por ello— digo mirando al maestro quién asiente, el hombre intenta un par de veces hacerme desistir diciendo que es cortesía, pero le pido que por favor ya no insista y lo veo asentir y alejarse—Gracias por apoyarme, Maestro.
—Apoyo las buenas causas — me responde con una enorme sonrisa.