Capítulo 29; Eres mío.

1423 Palabras
Tobias llegó tan puntual como siempre, nos dirigimos a la piscina y nos dedicamos a pasar unas horas allí, mientras estábamos en el agua, no dejaba de provocarlo con mis comentarios, él me miraba confundido sin entender nada, por lo general era seductora pero nunca tan atrevida como ahora, así que se muestra bastante confundido con mi cambio de actitud. Yo sonreía maliciosa mientras se iba dando a la perfección el plan que había fraguado. —Tobias. . . —¿Si?— me miró atentamente. —Me encanta el color de tus ojos— lo vi ruborizarse y sentí como el poder invadía mis venas, era genial sentir que controlabas la situación— y tienes una boca— me muerdo el labio y él se remueve incómodo en su silla de extensión. —Irina. . . — Camino hasta él y me siento a su lado mirándolo directamente a los ojos. —Me encanta tu cuerpo— le acaricio el pecho para acentuar mis palabras y sin esperar más, llevo una de mis manos hasta su nuca y lo acerco a mí, hasta que nuestros labios rozan. Es natural sentirlo tan cerca, es más, lo he sentido siempre tan mío, creo que se debe al hecho de estar al tanto de sus sentimientos hacia mí. Elevó mi pecho, oprimiendo mis senos contra él, y un suave gemido escapa de sus labios. Veremos que tanto he aprendido del Maestro. Reclamo su boca en un beso suave, lamo sus labios, los muerdo, los succiono, los vuelvo a lamer. Siento como la temperatura de su cuerpo va in crescendo, siento como el calor que emana su cuerpo llega hasta quemar mi piel, así que cuando menos se lo espera, profundizo el beso, reclamando cada centímetro de su boca, pegándome a él y sintiendo como me oprime contra él, buscando sentirme un pocoas cerca. Abandono su boca y deslizo mis labios por el masculino cuello y sonrío al sentir como se estremece. —Tobias. . . — susurro aún contra su cuello— deberíamos ir adentro— me mira directamente a los ojos, como queriendo cerciorarse de que no miento, o de que no ha escuchado mal. Sonrío para tranquilizarlo y él asiente. Me levanto, quedando frente a él con mi diminuto Bikini, soy consciente de mi atractivo y mi figura, sé cuánto perturba a los hombre. Sé lo que puede darles, sé lo que puede recibir. Alguna vez llegué a pensar que solo sería amante del Maestro, algunas ideas tontas cruzaron mi cabeza, pero después de saberlo con otra, me di cuenta que no, no es bueno soñar. Él es un seductor, yo soy una seductora y es imposible estar juntos siempre, terminaríamos chocando por nuestros estilos de vida. Él no va a cambiar y yo no deseo hacerlo, no quiero volver a ser la chica de antes, así como estoy me siento bien, segura de mí misma, me siento poderosa e incapaz de ser humillada y vejada nuevamente. No deseo la vida de la antigua Katia, la Katia sin apellido, triste, sola, hambrienta. Nunca, nunca más volveré a serlo, jamás volveré a las calles, ni a todo lo que viví. Debo demostrarme que he aprendido del Maestro, y que no me afecta lo que haga, él puede tener sexo con quién quiera, entonces yo también puedo hacerlo, aunque sé que no hay compromisos entre nosotros, pero quiero hacerle sentir que no es agradable lo que me hizo. —Vamos por algo de tomar— le digo y juntos entramos a la casa, su ardiente mirada sobre mí me hace sentirme deseada y esa sensación es muy agradable. Vamos directamente hasta la cocina, donde sirvo dos vasos con zumo de naranja, me siento sobre un taburete y cruzo las piernas delante de él, me recorre con la mirada y comienza a sudar, sus manos tiemblan un poco y yo sonrío, tengo poder sobre él, es obvio que está tan excitado que casi es imposible controlarse. Ingiere todo el contenido de su vaso y fija sus ojos en mí, que bebo tranquilamente. —¿Quieres comer algo?— sus ojos brillan, y sé que estará pensando en otra clase de comida. —No hermosa, estoy bien— me dedicó una sonrisa. —Bien— le devuelvo el gesto con una sonrisa aún más ámplia— ¿Vamos a mi habitación?— digo poniéndome en pie. Tobias, frunce el ceño y me mira fijamente—¿qué?, ¿Sucede algo? —No— responde de inmediato— vamos. Al llegar a la habitación me siento sobre la cama y subo los pies, flexionando las piernas, le hago señas para que me imite y obedece con una gran sonrisa. Bien. Me digo pensando que estoy cerca de terminar de llevar a cabo lo que planee. Por un momento lo dudo, y la inseguridad se adueña de mí, luego los recuerdo de los gritos de placer de esos dos vuelven a mí, siento el fuego correr a través de mis venas, y vuelvo a llenarme de las fuerzas necesarias. “NO SIEMPRE SE TIENE LO QUE SE QUIERE Y NO SIEMPRE SE QUIERE LO QUE SE TIENE” Me digo mentalmente. Miro hacia la mesita de noche y tomo mi celular, y marco el número del Maestro, al tercer repique su profunda y ronca voz inunda mis sentidos. —Hola, Irina— me dice y siento que mi corazón salta. Me reprendo mentalmente y me obligo a mantener la serenidad. —Hola, Dominik—. ¿Cómo estás?— observo que Tobias me mira frunciendo el ceño, siendo incapaz de comprender. —Muy bien. Saliendo de una junta, todo en órden. ¿Y tú? —Excelente, solo llamaba para saber si volverás temprano a casa. —No lo sé, Irina, no lo creo, quizás no llegue hasta la hora de la cena, tengo muchos asuntos en la oficina. —De acuerdo— mi tono de voz cambia, por uno un poco lastimero— bien, entonces hasta la noche. —¿Necesitabas algo?— me pregunta y siento la aprensión en su voz. —No. No. . . No te preocupes. Nos veremos en la noche, Dominik, hasta luego.— y así corto la comunicación. Durante mi entrenamiento, he aprendido leer el carácter y las personalidades de quienes me rodean, según El Maestro me servirá de mucho. Si mis entrenamientos no han fallado, Dominink, volverá a casa dentro de poco. Al pensar en aquello sonrío y me giro hacía Tobías. ***************** DOMINIK. . . Me quedo mirando el celular como si fuese un objeto desconocido, como si de pronto descubriera que no tengo ni idea de lo que es. Irina me había llamado por mi nombre, eso no era extraño, pero lo había hecho por teléfono. Algo andaba mal, ella siempre me llama Maestro, y si usaba mi nombre es siempre que estamos en compañía de alguien más o, cuando estamos en la cama. ¿Por qué me llamaba a esas horas? ¿Por qué estaba interesada en saber cuándo volvería a casa? ¿Por qué ese extraño tono en su voz? Algo anda mal, algo anda muy mal. No tenía idea de lo que era, pero sin duda alguna algo estaba sucediendo. Decido que solo atenderé el papeleo con los Jordan y de inmediato partiría a casa. ****************** IRINA. . . —¿Por qué llamaste a Dominik?— quiso saber Tobias. —Nada que temer, guapo— devuelvo el celular a la mesa y luego me giro hacia él con una gran sonrisa— solo me estaba percatando de que tendríamos suficiente tiempo a solas. —Suficiente tiempo. . . ¿para qué?— me miró confundido. —Dominik, volverá tarde, y te tendré toda la tarde. . . en mi cama. . . en mi cuerpo. . . en cada rincón de mi ser— ronroneo como una gata ansiosa de cariño. Con un rápido movimiento me subo a horcajadas sobre él— no quiero que nadie nos interrumpa— lo miro y sus ojos brillan alegres— te quiero sin límites. . . sin restricciones. . .sin interrupciones. . . — le acaricio el pecho con ambas manos y las manos de él se posaron en mi estrecha cintura, a la vez que siento como su excitación se oprime contra mi entrepierna. Sonrío porque pienso hacer de esto algo inolvidable para él, lo llevaré al límite y pondré en práctica todo lo que hasta ahora he aprendido— esta tarde eres mío. . . solo mío.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR