Kevin
Mis amigos y yo llegamos a una cafetería que no estaba lejos del gimnasio de Mason. Estábamos apretados en una de las cabinas y podía sentir las miradas sobre nosotros.
Era un lugar popular entre los adolescentes, y las risas de algunas chicas de secundaria llegaban hasta nosotros. Nos estaban mirando a los cuatro en la cabina.
—Sabes que todavía tienes lo tuyo cuando escuchas a las chicas reírse —se rio Austin.
—Son muy jóvenes, no vayas por ahí —replicó Mason.
—No lo haré, pero es gracioso. Cuando teníamos esa edad, nos habríamos sentido incómodos al escuchar a las chicas reírse —comentó Austin.
Mason soltó una risa y recordó:
—Recuerdo que no podía decirle nada a Jasmine la primera vez que se me acercó en la escuela.
—Ese es un nombre que no he escuchado en mucho tiempo. ¿
