SOLTERO Y SIN COMPROMISOS

2202 Palabras
NARRA SANDY No sé en qué momento abrí los ojos y me encontraba recostada sobre su brazo. Eso no me pareció extraño en mí, siempre me duermo en todos lados. Lo que si me sorprendió fue sentir la mejilla de David sobre mi cabeza. Su respiración era tranquila lo que significaba que estaba dormido. —Estamos por aterrizar para que le diga a su novio que se ponga el cinturón. —Escuché que decir a la joven aeromoza. Moví la cabeza ligeramente en respuesta. La chica se fue para seguir con su trabajo y yo estaba con el dilema de que hacer, no quería despertarlo. Comencé a mover ligeramente mi cabeza y sentí que de un momento a otro el peso que sentía anteriormente ya no estaba. Me moví lentamente a despegarme de él. —Lo siento no me di cuenta en qué momento terminé sobre tu brazo. —comenté y era la verdad. Recuerdaba que me dormí hacia la ventana, pero puede que dormida me diera la vuelta. —Está bien, creo que también yo me quedé dormido. —Mencionó y yo sonreí ligeramente. En ese momento se comenzó a escuchar al capitán decir que estábamos a punto de descender en Zaragoza. Ninguno de los dos dijo nada solo nos quedamos viendo de vez en cuando. El avión aterrizó y como no tenía maleta, más que una pequeña de mano con mis cosas más importantes. No tenía ningún otro proceso por hacer. —Sígueme, iré por mi maleta y luego al auto que nos espera. —dijo y yo asentí. El comenzó a caminar y yo iba detrás de él. —Puedes caminar a mi lado, ¿porque vas detrás de mí? —lo miré un poco sorprendida. —No quiero que la gente se haga una mala idea de nosotros. —comenté y él se rió ante mis palabras. —¿Te importa mucho lo que la gente crea? —me preguntó con la ceja alzada y yo negué. —No, al menos a mí no, pero no sé si tú tienes una reputación que mantener y no me gustaría crear problemas. —dije sinceramente. El negó, pero no dijo nada solo sonrió ante lo que respondí. Llegamos hasta la salida y un auto nos esperaba. —¿Joven desea que los lleve o manejará usted? —dijo un señor que salió del auto para ayudar con la maleta de David. —¿Hay otro auto en el que te puedas ir? —preguntó David. El señor asintió y con sus ojos señaló hacia a donde estaba el otro auto. —De acuerdo entonces yo manejaré. ¿Hacia dónde tenemos que ir? —el señor le entregó un papel. —Está bien, nos veremos allá. Gracias. —El señor asintió a lo que le dijo David y caminó hacia el otro auto. David viene hacia la puerta del copiloto, la abre y me invita a entrar. Sentía mariposas en mi estómago y no lo dudé, entré al auto y después que el entrara y me regalara una brillante sonrisa, lo puso en marcha. El auto no llevaba música así que el silencio abundó durante todo el camino. Dediqué todo el tiempo a ver por la ventana y es que Zaragoza era hermoso. Tenía edificios hermoso de un lado y montañas a su alrededor. Todo se miraba muy bonito llegamos hasta un lugar donde solo bosque nos rodeaba mientras subíamos una colina. Por alguna extraña razón David no volvió a hablarme en todo el camino, pero si pude sentir su miraba sobre mí por momentos. Llegamos hasta donde estaba un auto y pudimos ver a Ángel en una rodilla desde la distancia. —Qué bonito. —comenté en voz alta sin darme cuenta me gané la mirada de David. —Bueno, Sandy fue un placer haberte traído. Espero que pronto se comuniquen contigo para lo de tu maleta. —dijo y me ofreció su mano nuevamente. Le sonreí y la tomé. —Muchas gracias por todo lo que hiciste por mi desde Paris. —le respondí. Estaba por soltarme, pero él la apretó ligeramente de nuevo. Mi mirada se cruzó de nuevo con la de él, nunca dijo nada, pero no hubo necesidad ya que lo último que hizo fue regalarme una sonrisa que me dejó embobada. A tal punto que no sentí en qué momento se bajó y vino abrir la puerta. Me bajé del auto y le agradecí de nuevo. Caminé rápidamente lejos de él. Espere a mi señal para entrar pues sabía que era una sorpresa para Clara. Miré que Ángel me buscaba con la mirada hasta que me encontró y con su mano me pidió que me acercara. Ángel se acercó a besar a Clara para distraerla. Aproveché ese momento para acercarme. —Siento mucho arruinar este bellísimo momento, pero yo no los he felicitado. —dije y ella volteo a verme muy sorprendida. —¡Aaaah! ¿Estás aquí en Zaragoza? ¿Pero cómo? ¿Cuándo viniste? —preguntó con mucha emoción. —Una a la vez, si estoy aquí en Zaragoza. Cómo, pues la abuela Jimena y tú chico lo hicieron posible y vine hoy. Le dije que era hombre muerto si no estaba presente para este momento y aunque casi no llegamos a tiempo pude verlo a la distancia, mi llegada fue un caos. Agradezco haberme encontrado con él cuando aterricé en París porque me pasó de todo. Mi vuelo tenía conexión en Paris y el suyo también. Nos tocó sentarnos a un lado y estuvimos hablando amablemente, cuando llegué a buscar la maleta no estaba. Parece que la confundieron y la mandaron para otro vuelo y él me ayudó a hablar con el encargado y buscar mi maleta. Según en unos 2 días llega aquí, y esperemos que así sea porque solo esto es lo que tengo de ropa. —Comenté mostrando mi ropa y luego miré hacia David. Él nos sonríe y guiñó el ojo, la sensación de mariposas revolotear en mi estómago se intensificó. Perdímos contacto visual cuando sus ojos fueron hacia Ari llamando su atención. Ángel se va dejándome con Clara, esta era mi oportunidad para poder preguntar algo sobre David. —Hada, por favor dime que ese manjar está soltero y sin compromisos, pero no menos importante si le gustan las chicas. —Pregunté con un poco de pena a la misma vez deseando que su respuesta sea favorable para mí. —Pues, nunca le he conocido una novia así que no sabría contestarte eso último. No veía a David desde hace algunos años. —Suspiré porque eso no contesta mi pregunta. Más bien intensifica la duda. —Nunca había conocido a alguien tan guapo, ¿Será correcto que lo siga buscando para platicar? —pregunté y me moría de pena al preguntarle eso como si fuera una chiquilla pidiéndole permiso a su madre. —Haz lo que tu sientas correcto, aunque como consejo te digo que dejes que sean ellos quienes se acerquen a hablar contigo. —Asentí ante su comentario. Una hermosa joven de ojos azules y cabellera azabache podría decir que hasta algo parecida a David se acercó a nosotras. —Las presento. Alana es mi cuñada, Sandy una amiga. —mencionó Clara. —Disculpa, escuché eso de que te quedaste sin tu maleta me ofrezco a abrirte mi closet. —Con algo de pena y antes tal ofrecimiento acepté su ayuda. —Bueno te irás conmigo para que elijas lo que tú quieras y luego te iré a dejar a la casa de los padres de Clara. —asentí y seguí platicando amablemente con la chica. Me gustó mucho su forma de ser era muy alegre. La reunión terminó y me fui con Alana hasta el auto. —Hola, ¿Nos conocemos? —me preguntó una señora de cabello castaño algo canoso, pero con cara de Diosa. Estaba empujando una silla de ruedas con un señor algo robusto, pero se miraba muy atractivo. —Mamá, ella es Sandy una amiga de Clara. Su maleta se perdió en Paris y me ofrecí a prestarle algo de mi ropa. —me sorprendio porque eso significa que ellos son los padres de David. Noté que el señor se fijó en mi cartera y el bordado con el símbolo médico en él. —Mucho gusto, me llamo Sandra Kepler, pero me gusta más que me digan Sandy. —me presenté y ella me sonrió. —¿Estudias medicina? —preguntó el señor y yo asentí con una sonrisa. —Si señor, actualmente estudio en la universidad Stanford y curso ya mis clases de especialidad que vendría siendo pediatría. —le dije y el abrió sus ojos al máximo. —Me alegra que pronto será mi colega. Yo también soy pediatra, no te arrepentirás de haber elegido esa carrera. —dijo y yo negué. —No señor, desde los 15 años añore volverme médico para poder ayudar a mi comunidad. —dije y ellos asintieron. —Bueno debemos irnos porque tenemos que ir a Bella Vista con Alan. —Comentó la señora y yo asentí. Alana quien venía en su auto me llevó hasta su casa y decir que el closet de esta chica era 6 veces más grande que el mío no era una exageración. Tenía ropa que hasta con la etiqueta estaba todavía. Ella me armó varios atuendos y era muy extraño dejar que me vistiera, pero me agradó mucho la ropa que me eligió, algo muy osada porque mostraba mi abdomen. —Tienes un cuerpo muy bonito hay que mostrarlo. ¿Qué tal y te encuentras a un chico por este lado del mundo? —dijo ella y yo no pude evitar ruborizarme. Me vi al espejo y miré como la camisa blanca manga larga la cual cubría un poco más abajo de mis senos y un pantalón verde hasta la cintura hacían un atuendo muy bonito. Hasta mis caderas resaltaban más. —Muchas gracias, Alana. —dije y ella asintió con una sonrisa. —De nada Sandy ahora vamos, te iré a dejar a la casa de los papás de Clara. —Asentí y tomé el bolso donde estaba la ropa extra que me había prestado. Salimos y desde la segundo planta se podia ver que había dos chicas que eras muy hermosas, hablando con David y una de ellas hasta lo tenía rodeado del cuello. Me sentí un poco triste al ver eso. Lo primero que pensé era en que debía ser su novia. Recordé que una de ellas estaba en la reunión de hace rato y se llamaba Sol. Bajamos las escaleras y ellos se voltearon hasta nosotras. —Tu eres Sandy ¿Verdad? Me presento, yo soy Elizabeth, pero me gusta que me llamen Liz. Mucho gusto, somos las hermanas de este par, en especial de este de aquí. Somos tan hermanos que hasta compartimos vientre ¿Podrías creerlo? —Comentó y yo me sorprendí al ver que no se parecían entre ellos. Ellas si se parecían a la señora que conocí antes de venir, pero David era bien parecido a su padre, solo el color de su cabello era mas oscuro que el de los demás. Sin mencionar el hecho de que ellos eran trillizos. La chica se acerca a mí y me quedó viendo fijamente a los ojos. —Guau, tienes ojos muy bonitos. ¿No lo crees David? —le preguntó y yo evité tener contacto visual con él. —Si, creo que son muy lindos. —comentó y yo sentía mi corazón agitarse ante eso. «Tranquilízate Sandy, no pierdas la calma» Me dije a mí misma. —Bueno, nosotras tenemos que irnos. —dijo Alana y David se puso de pie. —¿Adonde irán? —preguntó viendo a su hermana. —Tengo que ir a dejarla a casa de los tíos, Fernando y Lore. —Él se acercó hasta donde estabamos paradas. —Ustedes quédense aquí, yo la llevaré. —Se ofreció y todas nos sorprendemos ante su propuesta. Sus hermanas solo se carcajeron y yo estaba sin entender el porqué. —Un placer conocerte Sandy, esperamos verte más seguido por aquí. —dijo la otra de ellas que no había hablado. Asentí, agradecí de nuevo a Alana por la ropa y salí de la casa. Estábamos literalmente de un sector de la ciudad al otro. Los paisajes eran muy hermosos. David venía con una llamada telefónica con su abuela, la cual fue algo breve. El solo se limitó a contarle lo que estaba haciendo y para lo siguiente solo se escuchaba que afirmaba o negaba a lo que le decía. La verdad que haría lo que me dijo Clara, esperaré a que el quiera hablarme. Entramos a una calle bien bonita llena de árboles. —Sandy, ¿Te gustaría que te llevara a conocer la ciudad? —me preguntó y mis ojos se abrieron de par en par para verlo. —¿Cómo una cita? —pregunté y muy tarde me di cuenta de que realmente la había hecho y en voz alta. —Si, como una cita. ---------------------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2303273877835
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