Nicolas Cuando me separé de Melissa en medio del campo, el estadio aún rugía. Pero en mi cabeza, solo había silencio, ese tipo de silencio que aparece cuando por fin… todo tiene sentido. Corrí hacia los vestidores, todavía con la sensación de sus labios en los míos, de sus manos en mi cuello, de mi voz susurrándole que la amaba. La amaba… joder, yo la había amado desde los trece años. —¡PRESTON, EL BESO, HERMANO! —gritó Sean, uno de los linieros defensivos, apenas crucé la puerta del vestidor. —¡Eso fue legendario, bro! —añadió Daniel, nuestro pateador— La mitad del estadio gritó más por eso que por el último pase — me reí por sus palabras —¿Y la chica? —intervino Peter, el receptor abierto— ¿De dónde sacaste a alguien así? ¿Es modelo? ¿Actriz? ¿Un ángel enviado para salvarnos de la

